miércoles, 27 de diciembre de 2006

Santidad (Vacaciones en Roma-1)

Con algo de pena me vine de vacaciones a Roma. Parece una contradicciòn, lo sé. Pero es que dejaba a dvt en casa y eso hizo acentuar màs la contradicciòn de venirme de viaje con jap. Su viaje semi-sorpresa a Madrid me encantò pero hizo dura la partida. De repente me parecio absurdo e innecesario ese desfase espacio-temporal. Con esa carga y pocas horas de suenho me subi ayer al aviòn.
Las primeras horas en Roma fueron de caminata inicial para que jap tuviera su primer contacto... Quirinale-Trevi-Tiber-Navona. En medio de la caminata me comentò "me recuerda a Italia" y no pude evitar una carcajada. Todavia me rio al recordarlo. Como aquella vez que viendo un documental con una gran serpiente me dijo que se llamaba "Gioconda". Para troncharse. Pese a la anécdota, yo estuve todo el dia algo sombrio. Tuvimos una cena agradable en Piazza de Spagna. El paseo nocturno nos sentò bien, pero ya en el hotel me costò bastante dormirme.

El sol de esta manhana me ha hecho sentirme mejor. Temperatura barcelonesa y luz màs dorada. La luz ayuda al optimismo. Tras pasear un rato cogimos un taxi a los Museos Vaticanos. Cola impresionante pero eficiente. En media hora estabamos dentro. Es una visita imprescindible, pero a mi, igual que me ocurrio hace 5 anhos con mis padres, me deja algo frio. En primer lugar no me gusta la linealidad obligatoria del recorrido. Soy consciente de que el espacio y el numero de visitantes no da para màs, pero me hace sentir en grupo de excursionistas y en trànsito permanente hacia la Capilla Sixtina. Los embudos entre salas tambien hacen toda la experiencia algo incomoda. Total, que es de esos museos que evocan en mi màs agobio que disfrute.

Comimos en un restaurante indio muy cerca de la salida de los Museos. Un menu muy bueno en un entorno muy familiar y tranquilo. Acierto total. Después de la comida, tocò visita a San Pedro. De nuevo aglomeraciòn pero màs llevadera porque el espacio, tanto el exterior como el interior, son inmensos. Poderio eclesial en estado puro. Creo que me he hecho consciente del poder y el papel de la iglesia en el mundo al venir al Vaticano. El espacio es mensaje. Como renunciar a influir en el mundo terrenal desde un sitio asi?. Santidad rodeada de esplendor y de proyecciòn exterior... como los brazos de la propia plaza desplegàndose hacia afuera.