domingo, 31 de enero de 2010

Maruja en Madrid

Finalmente Mónica O no ha pasado el fin de semana con nosotros en Madrid. Tuvo un viaje muy accidentado para venir, con pérdida de maleta incluida, y decidió que se volvía antes a casa. Esto nos ha dejado un fin de semana por delante de actividades inesperadas, incluyendo la continuación del traslado de cosas al trastero, que poco a poco se va saturando sin que hayamos subido todavía ningún mueble, tan sólo una estantería.
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El sábado fue día de comida familiar con la hermana y sobrinos de dbt. No suelo pasar mucho tiempo con niños y las pocas experiencias que tengo me dejan algo cansado. Me fascina cómo los padres pueden sobrevivir a la crianza durante tantos años. Tienen mérito, la verdad.
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El sábado también estuve de paseo por Madrid. No pude evitar cierta sensación de despedida, aunque todavía quede todo el mes de febrero por delante. Iba con jap, charlando de todo un poco. Un momento que sé que seguramente echaré de menos cuando esté en París. Aprovechamos para visitar la exposición de Maruja Mallo en la Academia de Bellas Artes de San Fernando ya que pasábamos por la puerta. Está recién inaugurada; este era el primer fin de semana. Muchísima gente. Me sorprendió y agradó ver ese nivel de interés. Fue una visita rápida y disfruté de esa sensación de familiaridad y poder explicar algunas de las series principales que se exponen, como la "Religión del Trabajo" o las "Naturalezas Vivas". En el espacio de un mes he visto la exposición 3 veces porque es la misma que estaba en Vigo esta Navidad. A este paso me convierto en todo un marujo-experto.

domingo, 24 de enero de 2010

Recuerdos de trastero

Sensación de cuenta atrás. Quedan 5 semanas para irnos a París y por el medio varios fines de semana de visitas: el próximo estará en casa Mónica O, de New Jersey, y los dos siguientes, los primeros de febrero, andarán mis padres por aquí. Así las cosas, no quedan mucho tiempo libre para organizar el traslado, o lo que es lo mismo organizar el trastero.
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Durante los próximos meses, la mayor parte de las cosas se quedará arriba, justo encima del apartamento actual en Madrid. Hemos pasado de un trastero de 60€ a otro de 90€ y con ese espacio nos tenemos que apañar para vaciar la casa. Este viernes pasado, en plan sorpresa, dbt movió todo de uno a otro (ultimamente usamos "dbt" en lugar de "dvt" para referirnos a "davidt" por una confusión ortográfica entre b y v en un email). Durante este fin de semana hemos aprovechado ese impulso inicial para empezar a organizar el nuevo trastero e ir subiendo más cosas.
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He aprovechado para abrir cajas de libros que llevaban cerradas 4 años, desde que dejé de vivir con jap. Son centenares de volúmenes que he aprovechado, en algunos casos, para reordenar. Aunque vayan a seguir en cajas algún tiempo más, al menos me ha tranquilizado comprobar que estaban en buen estado, a pesar de las altas temperaturas del verano. Además me quedo con la sensación de tener más claro que hay en cada caja. He separado literatura española por un lado, europea, americana, galego-portuguesa, del mundo, fantástica, de viajes... Libros de arte, de política y filosofía, de química, de temática gay, de gestión empresarial... Ahora que apenas leo libros, me impresiona ver todo lo que alguna vez leí, y la amplitud de temas abarcados.
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Este fin de semana también me reencontré con otros objetos y recuerdos. Algunas fotos, muy pocas, porque no me quería detener a ver los albumes, como las del piso de la calle Quevedo, o de la fauna de Sudáfrica. Un montón de cartas, que no sé si alguna vez leeré de nuevo, pero que son de gente muy querida. Varias felicitaciones navideñas de Alaska, de cuando yo era un fan adolescente y ella agradecía mis cartas "artísticas" (a saber qué le escribía y cómo lo decoraba). Diarios y cuadernos de viaje, bien cerraditos, que encierran pensamientos y recuerdos de los que ni yo soy consciente. Y un montón de cosas más, algunas que activan algún momento determinado en mi mente, y otras que simplemente no me decido a tirar por si encuentran algún día su uso o una nueva casa que decorar.

domingo, 17 de enero de 2010

Alopecia

Llevaba meses sospechándolo pero mi madre lo confirmó. Claramente tengo menos pelo. He sido de pelo muy denso, demasiado para mi gusto, pero ahora mi cuero cabelludo se puede ver con claridad. Un dermatólogo ha confirmado además los peores presagios. Al día siguiente ya estaba tomando la pastillita del que me dijo era el tratamiento más eficaz actualmente. Ya veremos cómo funciona y si noto algún efecto secundario.
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Este verano me rapé al uno para el viaje de Japón. Me pareció muy cómodo y me vi muy mono. Sin embargo, no me gusta la idea de perder pelo como efecto natural, como parte del proceso de envejecimiento. Tampoco hago un dramón del asunto pero al menos quiero intentar ralentizar el proceso o pararlo.
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A veces me asusta un poco el proceso de pérdida de capacidades físicas en general con el paso del tiempo. Que sea inevitable no me genera tranquilidad. Tendré que aprender a adoptar una filosofía más oriental, más zen. Pero me cuesta.
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El paso del tiempo parece que fue precisamente uno de los grandes temas de la poesía de Jaime Gil de Biedma. Sin embargo no creo que lea sus poemas por ahora. Después de ver El Consul de Sodoma creo que leerle me generaría más mal rollo. No me veo preparado. La película me gustó pero sólo lo justo. Me gustó como acercamiento al autor y su obra y como punto de partida para saber más cosas, como que Esperanza Aguirre es su sobrina. A posteriori también he sabido de la polémica con Juan Marsé en torno a la pelicula.
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Otro autor que se llevaba mal con el paso del tiempo era Carlos Berlanga. Hoy hemos vuelto a ver su exposición, la misma que vimos hace pocas semanas, pero en versión visita guiada, para disfrutarla más. Aunque era un personaje melancólico y tímido, sus cuadros, dibujos y por supuesto, su música, no me generan ninguna melancolía. Será que la cultura pop me sienta bien.

miércoles, 6 de enero de 2010

Vampiros navideños y ecologistas atrevidos

Segundas Navidades consecutivas a ritmo de vampiros. Continuando la saga del año pasado hemos visto "Luna Nueva", la continuación de "Crepúsculo", un bodrio que no se puede aguantar. Definitivamente ya no veré la tercera entrega. No puedo más con esos diálogos empalagosos y la tontería suprema de la protagonista, Bella, que me resulta literalmente insufrible.
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Menos mal que nos queda la segunda temporada de True Blood, llena de sutileza, dobles juegos y mucha imaginación. Me encanta la abundancia de seres sobrenaturales, sobre todo los humanos de la Iglesia de la Luz, con sus ideas tan claras sobre la moral. Nos hemos tragado toda la temporada a ritmo de vacaciones, sin pestañear. Quiero hacerme vampiro ya o al menos noviete de uno. Madrid ha estado además estas Navidades plagada de carteles de Canal + anunciando la nueva temporada, así que ha sido un poco obsesivo: True Blood dentro y fuera de casa.
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Además de los vampiros, estas Navidades me ha acompañado la indignación ante el encarcelamiento de 4 activistas de Greenpeace (incluido su director en España) por haber desplegado un cartel en la Cumbre del Clima en Copenhage. Nada más y nada menos que 20 días incomunicados en la carcel por mostrar un cartel diciendo "Los políticos hablan, los líderes actuán". Hacía tiempo que no sentía tanto cabreo y rabia ante una injusticia. Creo que la explicación es que ese super-castigo se sumaba en mi mente a la falta de acuerdo sobre el Clima, pese a la evidencia creciente del calentamiento del planeta. Tanta ineficacia para actuar en un tema tan gordo y urgente y tanta diligencia para encarcelar por esa chorrada, me pone enfermo. Nunca había participado en ninguna acción de Greenpeace, pese a ser socio de la organización desde hace 20 años (la primera ONG a la que me apunté), pero hoy quise participar en la vigilia con velas que convocaron ante la Embajada de Dinamarca en Madrid. Afortunadamente también hoy anunciaron finalmente la liberación, con cargos, de los 4 activistas.

viernes, 1 de enero de 2010

Ensayos de 2010

Llevaba varios años sin pasar la noche de Fin de Año en Madrid. Hace 4 estaba en Amsterdam, en plan cuenta atrás en pantalla en la Plaza Damm, hace 3 en Roma, en plan botellón en la Piaza del Popolo, y los dos últimos en Barcelona, uno de ellos en plan luminoso en la Torre Agbar y el otro, el pasado, en plan Thai. Después de tantos planes distintos, en esta ocasión tocaba vivir el cambio de año con las campanadas de la Puerta del Sol.
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Hacía tiempo que dvt andaba con la ilusión (?) de tomar las uvas directamente en la calle pero al final tuvo que conformarse con la tele porque se concretó un plan de cena con amigos, y con la menina vampira del cuadro (foto abajo). Para compensar asistimos a los ensayos de las campanadas la noche anterior, la del 30, y el mediodía del 31. El ensayo de la noche fue mogollónico y ni siquiera llegamos a la plaza. Había calles cortadas y gente por todos lados. Nos quedamos en la calle Mayor y ni siquiera oimos las campanadas. Nos tomamos nuestras bayas del goji (no se toman uvas en los ensayos) al ritmo del resto de personas que tomaban gominolas 0 lacasitos. El ensayo del día 31 al mediodía fue más cómodo, y lo hicimos desde la misma plaza, viendo como bajaba la bola del reloj. Total, que hemos celebrado la entrada de 2010 en 3 ocasiones distintas, dos con bayas y una con uvas. Fue gracioso la verdad, y también diferente, ideal para este año de número tan bonito y que pinta bien interesante.