domingo, 27 de abril de 2014

Cine en casa

Ir al cine en Londres se ha convertido en un plan continuamente aplazado. Siempre encontramos algo mejor que hacer o tememos que el nivel de inglés de dBt (o incluso el mío)  nos impida seguir bien la película. En su lugar, vemos películas con subtítulos en casa, que siempre es un buen sistema para aprender o mejorar un idioma. 

Desde que acabamos las 5 temporadas de A Dos Metros Bajo Tierra a principios de febrero, no nos hemos atrevido con ninguna nueva serie. Con la cercanía de mi mudanza a París, no vamos a empezar nada nuevo en los próximos meses. En su lugar estamos viendo las películas de Harry Potter (ya vamos por la quinta) que duran una eternidad y vamos troceando en capítulos. 

Con mis padres en Semana Santa intentamos ver "El lobo de Wall Street" pero después de unos 45' tuvimos que quitarla porque ninguno la soportábamos. Sí conseguimos acabar "12 años de esclavitud" aunque nos resultó un poco pesada.

Más divertidas son nuestras sesiones de cine en casa con Saif, nuestro ex-vecino dubaití. Las hacemos o bien en su piso (no vive lejos) o en el nuestro, y en alguna ocasión ha venido también su amigo Mo. Hacemos variaciones del tipo de comida (libanesa, japo, china) y del tipo de película. La mejor hasta ahora ha sido Behind the Candelabra, que narra los últimos años del pianista Liberace. También nos hemos tragado un bodrio paranormal ("Insidious") y "The Amazing Spider Man" que prometía más de lo que finalmente ha sido. En cualquier caso, más allá de la calidad de la película, siempre lo pasamos bien juntos, compartiendo las aventuras de los amantes de Saif y sus siempre cambiantes planes vitales. 


jueves, 24 de abril de 2014

Limitaciones y dependencias

Desde el martes de esta semana, mis padres están de vuelta en Galicia y yo estoy de vuelta en la oficina. Tengo que reconocer que esta vez, aunque el viaje fue breve, los dejé con alivio en la terminal de Gatwick. Fueron, sin duda, días estupendos, pero también agotadores. Curiosamente, la recuperación física de mi padre respecto al año pasado (estaba recién operado de una hernia) se ha traducido en jornadas turísticas más largas y más cansancio para mi. 

Nuestro último día juntos, el lunes de Pascua, visitamos la Catedral de St. Paul. Subimos el primer tramo de escaleras, los 250 escalones a la primera galería. Después nos acercamos a la terraza del One New Change, el centro comercial que hay detrás de la catedral y que tiene vistas estupendas. Completamos el día con caminata de 3/4 de hora a Covent Garden, parada afternoon tea, y nueva caminata de hora y media hasta casa, en las cercanías de Marble Arch. Todo un maratón de resistencia física, incluso para mi.  

Con todo, lo peor no es el cansancio físico sino el hecho de que tenerlos en casa supone atención constante, del desayuno a la cena. Aunque son muy independientes en su casa, aquí no están en su ambiente y por lo tanto requieren atención para todo. Además sí les noto más limitados en algunos temas. Por ejemplo, las audio-guías han sido todo un número. No se aclaraban y al final yo me veía todo acelerado manejando 3 aparatos en paralelo porque enseguida me miraban con cara de perdidos o de no oír nada. Ahora me da la risa al pensarlo pero hubo momentos en que hubiera estrellado los aparatitos contra el suelo. 

Otra complicación han sido las comidas fuera de casa. Para mi madre las cosas tienen que estar blandas, y nunca parecen estarlo lo suficiente. Por no hablar del volumen al que hay que poner la televisión… Creo que es la última vez que propongo ver una película juntos. En fin, "criticar por criticar" porque quien nos verá a todos a los 83 y 85 años que tienen ellos ahora. No deja de ser todo un lujo poder disfrutar de ellos con toda esa vitalidad y curiosidad que muestran por la vida. 


domingo, 20 de abril de 2014

Hampton Court

Pasamos el domingo de Pascua en Hampton Court, un palacio a las afueras de Londres, que fue la residencia de Enrique VIII. El día era gris y lluvioso, desapacible, así que nos perdimos los jardines, incluido un famoso laberinto. Ha sido el único día malo de las vacaciones pero los abuelos no están para pasar frío (y nosotros tampoco). Así las cosas, nos centramos en los interiores, que dan para muchas horas. El edificio tiene dos secciones principales, la Tudor, de la época de Enrique VIII (en torno al 1500) y la barroca (en torno a 1700), con claro parecido "versallesco". El arquitecto de esta segunda parte fue Christopher Wren, el mismo de los edificios de Greenwich y de la Catedral de St Paul (lo típico de que no conoces a alguien y de repente el mismo nombre aparece hasta en la sopa).

La audio-guía de la visita está organizada en 6 recorridos temáticos y nosotros hicimos 5. Lo más interesante es la parte Tudor, con las antiguas cocinas, la capilla, y los apartamentos de Enrique VIII, que incluyen un gran salón que sólo por si mismo justificaría una visita. Hay también numerosos retratos interesantes de la familia del rey, y por lo visto en una de las galerías vaga también el fantasma de una de las esposas que mando asesinar. 



sábado, 19 de abril de 2014

Palacio de Westminster, Museo V&A y Harrods

Estos son días de atracón turístico, aprovechando que mis padres están en plena forma. Aguantan como jabatos, pero para mi son días especialmente largos y agotadores: un no parar del desayuno a la cena.

El sábado, por primera vez entré en el Palacio de Westminster, el edificio del Parlamento Británico. No permiten las fotografías en el interior así que toca exteriores. El edificio ayuda a entender la parafernalia del sistema británico: la reina viene en carroza a abrir cada temporada de sesiones y entra por dónde está la torre más alta, la Torre Victoria. Ahí, en una galería la reciben centenares de parlamentarios. Después se va al trono que tiene en la Cámara de los Lores. En el otro extremo del edificio (dónde está el Big Ben) está la Cámara de los Comunes, en la que no puede entrar. Todo muy pomposo, para que luego hablen de "la Francia".

Esa misma tarde nos acercamos al Victoria & Albert Museum, un museo maravilloso en el que siempre descubro algo nuevo.  En esta ocasión fue la sala de las vidrieras. Dimos una vuelta rápida y nos detuvimos un poco más en la sala que expone objetos de cristal desde la antigüedad hasta nuestros días (por aquello del pasado vidriero de mi padre) y en la sala de las reproducciones en yeso, que incluye la columna de Trajano dividida en dos.

Acabamos el día con una visita a Harrods, para ver las secciones de alimentación, que son las más interesantes, y la escalera egipcia, que no conocía y me dejó pasmadito.




viernes, 18 de abril de 2014

Completo de Greenwich

Hace unas semanas tuve un primer acercamiento, pero he aprovechado la visita familiar de estos días para hacer un completo en condiciones de Greenwich. El resumen general es que me encantó todo lo gratis y me decepcionó todo lo de pago. 

Se puede entrar gratuitamente a la Capilla y el Painted Hall del Old Royal Naval College, un complejo de edificios simétricos maravillosos construidos a comienzos del 1700 por el mismo arquitecto de la Catedral de St. Paul. Originalmente los edificios eran un hospital para veteranos de la marina, y el "Painted Hall" servía como comedor. Da gusto sentarse en esas mesas y disfrutar de la arquitectura de la sala y las pinturas del techo. 

También es de acceso gratuito la Queen's House, la "villa" que se encuentra un poco más arriba, con una galería abierta que recuerda al Gran Trianón de Versalles. De un lado se puede ver el parque y la colina del Observatorio y por otro a los edificios del Old Royal Naval College y el río. El interior alberga la colección de pinturas de la Marina Británica y no está mal. También hay una escalera de caracol preciosa. En conjunto, una maravilla gratuita.

Y ahora vamos con las cosas de pago. El Museo Marítimo es gratuito (muy enfocado a niños) pero pagas por la exposición temporal. En este caso era una de Turner. Una plaga lo de este señor, parece que no tienen otro pintor porque siempre hay exposiciones de Turner por todos lados. A mi me aburre bastante. También pagas por entrar al Observatorio Real en la colina del parque. Otro aburrimiento de utensilios e historia de la astronomía. La atracción principal es la línea en el suelo que marca el Meridiano 0 y se forman largas colas con la gente que se hace la fotografía con una pierna a cada lado del Meridiano. Sin pagar la entrada también se puede ver la línea fuera del recinto del Observatorio. Por último, también se paga por visitar la Cutty Sark, un velero que se dedicaba al comercio del té en el siglo XIX, y que ha dado nombre a la Regata y al Whisky. Otra decepción.

En resumen, super recomendable Greenwich pero para disfrutar de la arquitectura, el parque y todo ese arte gratuito. En mi opinión, no merece la pena pagar la fortuna de las entradas, a no ser que seas un friki de la astronomía o el transporte del té. 




jueves, 17 de abril de 2014

Semana Santa en familia

Mis padres están de vuelta en Londres. Hemos pasado la primera tarde de cháchara y de paseo por Mayfair para acercarnos a la exposición de Dale Chihuly. Mi padre nos intentó explicar alguna de las  técnicas para trabajar el vidrio pero no le entendimos mucho. Lo importante es que, como esperaba, la visita fue un acierto total porque les encantó.  


domingo, 13 de abril de 2014

Támesis arriba: excursión a Richmond

Hace unas semanas exploramos el tramo bajo del Támesis y hoy nos hemos ido en dirección contraria hasta Richmond. Es un pueblo en condiciones pero se considera parte del "Gran Londres" porque aquí no tienen el clasismo parisino de considerar arrabal todo lo que está más allá del cinturón de circunvalación. 

Para llegar a Richmond se puede coger el tren desde la estación de Waterloo o ir en metro, como hicimos nosotros. Es un recorrido largo, unos 45, y con transbordo. Como era un día soleado la ribera del río estaba muy animada. Incluso aquí arriba, tantos kilómetros alejado de la desembocadura, se notan con claridad las mareas del Támesis. 

El pueblo sube en colina hacia el Parque de Richmond, con buenas vistas del río y los prados circundantes. En cuanto al parque, lo más afamado del pueblo, nos dejó algo indiferentes. Es un espacio masivo, del que sólo recorrimos una parte. Tiene praderas, zonas de bosque, algunos lagos y ciervos en libertad. Demasiado asilvestrado para nosotros. 



martes, 8 de abril de 2014

Oferta, fusión y mudanza

Y por fin llegó la oferta, y con ella la reducción de la tensión de las 2 últimas semanas. En realidad hace ya casi 20 días de mi "auto-despido", desde aquel día que fuimos a Greenwich, es decir, desde que comuniqué verbalmente que me iba de la empresa actual. Inicialmente fue una liberación pero a medida que fueron pasando los días y no me llegaba la oferta para el puesto nuevo empecé a darle vueltas a si no me habría precipitado.

Finalmente, de los 3 procesos que tenía abiertos, el que ha cuajado es el de París, que desde un punto de vista de crecimiento profesional es el más interesante. Pero también hay dos factores que lo ensombrecen un poco: para dBt no tienen ningún sentido moverse de vuelta a París tan rápido (no lleva aquí ni un año) y por lo tanto a corto plazo nos tocará separarnos de nuevo. Por otro lado, justo al día siguiente de recibir la oferta, mi nueva empresa anunció una fusión con otra. Me han confirmado ya que  eso no cambia las cosas en cuanto a mi contratación y que incluso le ven más relevancia al puesto, pero a mi me resulta algo menos apetecible incorporarme a una nueva empresa en el medio del pollo que supone una fusión. 

Todavía estoy negociando la fecha de incorporación pero todo apunta a que antes del verano estaré de vuelta en la Ciudad de las Luces. 

Foto: "El Sol" de Dale Chihuly en Berkeley Square.

jueves, 3 de abril de 2014

Desayuno turco

Estoy de vuelta en Londres, y ya en la oficina desde el martes. Estos últimos días han sido de gran tensión, consumido por la espera de una nueva oferta de trabajo y amargadito con la preparación de unos datos y una presentación para la alta dirección.  Estambul ya es sólo un lejano recuerdo. Parece irreal que este lunes pasado aún estuviera allí desayunando en casa del hermano de Başak al más puro estilo turco. 

En realidad hicimos todos los días desayuno-comida porque siempre nos daban las tantas. La sensación de brunch se reforzaba porque en el desayuno al estilo turco es prácticamente todo salado: tomates aliñados, pepinos, diferentes tipos de queso, aceitunas, simit (pan circular con sésamo) y té, como ingredientes que nunca faltan. A eso se puede añadir huevos, fruta y poğaça (panes con rellenos salados, por ejemplo de aceitunas o pimiento). Sin duda los desayunos y las puestas de sol han sido mis momentos preferidos del día en este reciente viaje a Estambul.