viernes, 31 de enero de 2020

La crisis del suelo

El final de enero ha venido marcado por una pequeña crisis a cuento del suelo del apartamento en Madrid. Me explico. En la última visita, nos dimos cuenta de que había unos antiguos hidráulicos que nadie nos había mostrado y que pensaban desechar (primera foto). Ya habíamos tenido "tema" hace meses porque yo me empeñé en recuperar otros hidráulicos que al final vamos a poner en la entrada y que ahora todo el mundo reconoce que quedan divinos de la muerte. El caso es que los nuevos estaban amontonados en un rincón y ni los habíamos visto ni nadie nos había hablado de ellos. Decidimos que quedarían estupendos en un distribuidor entre las habitaciones pero... la solera de cemento ya está echada y con el espesor previsto para la madera. Total, que hay que picar la solera para poder ponerlos. Al final iremos adelante pero no deja de ser un trastorno. 

Otro ángulo importante a esta crisis del suelo de enero ha venido del lado de la tarima. Hace muchos meses, arquitecta, contratista y nosotros mismos decidimos que sería una "tricapa" de 21 mm, pegada y no flotante, porque es más estable y que sé yo. El caso es que a la hora de la verdad nos ha costado encontrar la adecuada: algunas tenían nudos negros, otras eran más finas de lo requerido, otras eran macizas y requerían tratamiento cada 6 meses... Total que hemos andado en danza con los suelos toda la segunda quincena de enero. 

En París hemos hecho poca cosa los últimos días de enero. Yo trabajé desde casa y me pillé un coronavirus, no el afamado de Wuhan, sino uno bien ligerito, apenas un catarro sin casi síntomas.  Para acabar el mes, hicimos una visita rápida a Vigo. La ciudad todavía conserva restos de la Navidad y sus luces, y mis padres siguen como siempre. La vida gira. 



martes, 21 de enero de 2020

La Cubana en Madrid

Hemos estado en Madrid este fin de semana (para revisar las obras del piso, por supuesto). El sábado tuvimos una comida muy agradable con Alberto, M de Lux y G previo a una visita conjunta a las obras y el domingo fuimos con jap a ver Adios Arturo, en el Teatro Calderón. Es una obra de teatro de la compañía catalana La Cubana, con una participación muy activa del público que asiste a un funeral enloquecido y colorido con presencia de personajes variopintos. Hubo algunas cosas que nos gustaron pero muchos de los números no nos hicieron demasiada gracia. Igual  estamos perdiendo el sentido del humor aunque el mensaje de fondo de "carpe diem" y disfrutar el momento intentamos seguirlo a rajatabla. 




viernes, 17 de enero de 2020

Leeuwarden

Esta semana laboral la comencé en Londres pero la acabé en Holanda. Descubrí la capital de Frisia,   la región en la que mi empresa tiene su sede central en el pais. Se llama Leeuwarden y la gran sorpresa fue descubrir, en frente de la estación de tren, una escultura de Jaume Plensa, dos grandes cabezas blancas enfrentadas, de un chico y una chica. La ciudad fue Capital Europea de la Cultura en 2018 y la obra forma parte de los proyectos artísticos que se realizaron para la ocasión

Recorrí la ciudad por la noche, con ocasión de una cena de trabajo, y al amanecer, dándome un paseo antes de que comenzaran mis reuniones. Tiene ese encanto tan típico de las ciudades holandesas, que mezclan arquitectura tradicional e intervenciones muy contemporáneas. 

Completé la semana laboral pasando la noche del jueves en Amsterdam, en una habitación con vistas a los tejados de la ciudad. 





miércoles, 15 de enero de 2020

Londres 2020

He empezado los viajes de trabajo de 2020 en Londres. Pasé dos días la semana pasada y otros dos días esta semana;  Eurostar arriba y Eurostar abajo. Echaré de menos esa conexión de 2hr 15' cuando ya no viva en París. El año pasado pasé casi 50 días de trabajo en Londres, algo más del 20% del total de días de trabajo. No es que sea un obsesionado del control, o los números (que lo soy), sino que tengo que llevar un control de dónde paso el tiempo de trabajo por temas fiscales. 

Tengo ya programado el calendario de visitas a Londres para 2020 pero por ahora sólo he reservado billetes de Eurostar y hoteles hasta marzo. A partir de ahí veremos como va nuestra mudanza y también como va mi empresa, que anda bastante revuelta con la idea de salir a Bolsa este año. 




domingo, 12 de enero de 2020

Star Wars en Batignolles

Hemos visto la última de la Guerra de las Galaxias, la Ascensión de Skywalker, que cierra la saga de 9 películas. Algún día tendré que verlas todas de nuevo porque me pierdo un poco con tantas relaciones parentales y esa lucha entre el bien y el mal que atraviesa varias generaciones. Probablemente es la que más me gustó de todas las últimas. La vimos en sistema Sphera 3D , con sonido envolvente y tal.  Fue un acierto para disfrutar de los efectos y porque es muy bonita visualmente. Para mi, que sigo enganchado al universo, fue una oportunidad de viajar a distintos planetas a través de las gafas 3D. Las espadas láser y robots me sobraban un poco. 

Como el cine al que fuimos era el nuevo de Batignolles, aprovechamos para volver a recorrer el parque y ver la nueva arquitectura que hay por allí. El barrio está dominado por la silueta en terrazas del nuevo Tribunal de París. Es un edificio de Renzo Piano (Pompidou, Shard, etc) con 38 plantas. Lo inauguraron hace un par de años y desde entonces ya forma parte del skyline de París porque su silueta es reconocible desde muchos puntos de la ciudad. 




miércoles, 8 de enero de 2020

El extraño encuentro

El domingo pasado, tras la visita a la Philarmonie para ver la exposición de Pierre et Gilles, nos fuimos a Alesia, cerca de la Puerta de Orleans, en el distrito 14. Fue toda una excursión en tranvía de más de una hora, circunvalando París, ya  que los metros y los autobuses siguen muy alterados (cuando no directamente parados) por la huelga de las pensiones. 

El motivo de tanto trajín era encontrarnos para comer con Christine, a la que no veíamos desde septiembre. Intentamos sentarnos en una brasserie que ya conocíamos pero acabamos saliendo porque el responsable de la sala, en típico estilo francés antipático, se negó a asignarnos una mesa redonda más grande, a pesar de que el local estaba prácticamente vacío y era altamente improbable que llegara mucha más gente porque era bastante tarde.  Total, que gracias a este desplante, acabamos en otro local enfrente, mucho más refinado y en el que nunca habíamos entrado a pesar de que, hace años, pasábamos por la puerta a diario para nuestras clases de francés. Es una brasserie especializada en pescados y mariscos que se llama Le Zeyer y tiene un estilo art nouveau precioso, con vidrieras en el techo, espejos, plantas y relojes... Todo un descubrimiento, vamos. 

Al grano. Resulta que al lado de nuestra mesa, había dos señoras de edad indeterminada, probable en los 70. Conocían a los camareros; se las veía clientas habituales. Acabamos entablando conversación en la sobremesa, después de la Gallette de Rois. Todo empezó por bromas con un camarero respecto al ácido hialurónico que había usado una de ellas. Eso generó toda una serie de comentarios, risas, malentendidos y complicidades. Yo confesé mi operación y pasamos unos 10 o 15 minutos charlando. Cuando ya nos íbamos a levantar, nos invitaron a tomar una copa de champagne en la casa de una de ellas, allí al lado, en el barrio. Y allí que nos fuimos los cinco, entre extrañados y encantados de que dos señoronas nos invitaran a su casa en París de esa manera tan espontánea. Pasamos una hora más juntos entre copa, conversación y música. 

Fue un extraño encuentro, como aquel de hace muchos años, pero muy gratificante. Más tarde, dBt me confesó que llegó a pensar que nos drogarían con la copa de champán. En realidad, no hubo ni siquiera intercambio de teléfonos. Simplemente sabemos que se llaman Rose y Marie-Jeanne y que acostumbran a quedar para comer los domingos en Le Zeyer. Comentamos que nos reencontraríamos allí, algún domingo a eso de las 14:30, en horario español. Espero que así sea. 




lunes, 6 de enero de 2020

La fábrica de ídolos de Pierre et Gilles

El domingo víspera de Reyes, que es un día como cualquier otro en Francia, fuimos a ver la exposición de Pierre et Gilles en la Philarmonie de Paris. Su planteamiento es explorar la relación entre la música y las fotografías-pinturas de estos dos artistas (uno hace la foto y el otro la retoca y pinta). Entre algunas obras que ya conocíamos, por las exposiciones previas en Bruselas, Le Havre o Paris, hemos descubierto muchas otras nuevas. En algunos casos, son obras de pequeño formato de sus orígenes y, en otros casos, obras más recientes que simplemente no habíamos visto expuestas hasta ahora. 

Una de las grandes novedades de esta exposición son las dos habitaciones temáticas (dos últimas fotos) que reúnen toda una colección de objetos privados de los artistas: recortes, figuritas de santos, portadas de discos, superhéroes... Todo muy barroco y fascinante. A veces pienso que nosotros llevamos el mismo camino, porque cada vez acumulamos en casa más material de todo tipo...

Acompañando a la exposición hay una playlist con más de 100 temas de música. No nos dio tiempo a escucharlos todos durante la visita pero sí que hemos descubierto ya algunas joyitas de música petarda francesa. El resto los iremos explorando en los próximos días en casa. 

Cada vez nos fascina más el trabajo de estos artistas. Hace pocas semanas, dBt los conoció durante una firma de libros y se volvió a casa con el catálogo de la exposición firmado. Nos encantaría hacernos con alguna obra pero con todos los gastos actuales del piso en Madrid lo vemos complicado y no muy razonable. 




sábado, 4 de enero de 2020

Ritual Lafayette

Hemos tenido niña en casa los primeros días de enero de 2020. Ha sido una experiencia nueva, menos dura de lo que imaginábamos. Supongo que todo depende de la edad y la personalidad del infante. En el caso de Aroa, la hija de 6 años de Iván, ha sido fácil de llevar porque es muy cariñosa, y porque no es nada pesada sino que se enreda ella sola con cualquier cosa. Además, no fue una presencia de 24 horas del día, sino que hubo algunas ausencias que sirvieron de descanso, entre ellas un día completo que pasaron padre e hija en Disneyland Paris. 

De la mano de la niña, visitamos este año las Galerías Lafayette (y Printemps) en los Grandes Bulevares. Ver las marionetas de los escaparates, las poupées, es una de nuestras actividades navideñas tradicionales. Están muy logradas siempre, particularmente las Lafayette.  Este año giraban en torno al tema "abejas", y la reina coronaba además el gran arbol de Navidad situado bajo la cúpula central. También aprovechamos para subir a la terraza porque tiene buenas vistas sobre París y la Torre Eiffel, una estructura que resulta mágica para niños y mayores. 




viernes, 3 de enero de 2020

La colección del Pompidou

Hacía un par de años que no veía la colección permanente del Pompidou, y el mal tiempo con el que empezó 2020 en París ha sido la disculpa perfecta para el reencuentro. Desde que el edificio está en obras, han cambiado el acceso y ahora la puerta nos queda enfrente del portal de casa así que aunque llovía no nos dio tiempo ni a mojarnos. 

Descubrimos una artista nueva, una americana, Dorothy Iannone, que hace cosas muy "happy flower", algo hippies, con colorines, figuras humanas desnudas y mensajes anti-sistema (primera foto abajo en vertical y primera en horizontal). Más allá de esa novedad, nos reencontramos con muchos artistas y cuadros queridos, como las múltiples obras de Léger, los grandes cuadros azules de Miró, las figuras geométricas de Delaunay,  o la Elizabeth Taylor de Wharhol. 

Influidos por último encuentro en el taller de Rancinan, prestamos atención a la obra de Soulages, el artista centenario (y vivo) al que el Pompidou dedica dos salas completas. Su obra gira toda en torno al negro y sus múltiples variantes (última foto abajo) y la verdad es que no acabamos de verle la gracia.