Concierto de Dorian

El domingo vimos a Dorian en concierto en las Noches del Botánico. Es un grupo de Barcelona que conocemos desde hace muchos años, de aquella temporada inicial en la que David todavía vivía allí. Durante algún tiempo fue para nosotros un grupo asociado a una única canción, Cualquier Otra Parte, pero  poco a poco nos fuimos abriendo a otros temas y albumes. Era la primera vez que los veíamos en directo y nos gustaron mucho, tienen un sonido muy potente y suenan muy bien (he dejado un pequeño vídeo de muestra abajo). 

El lugar del concierto fue el jardín botánico de la Complutense, en el que instalan en verano un anfiteatro provisional. Nos gustó mucho más el espacio del Madrid Escena en el que vimos hace una semana a Miss Caffeina. Aquí lo que está bien es el "ambiente festival" que impregna todo el recinto. En el anfiteatro no se pueden introducir comida o bebida pero todo el espacio alrededor está ocupado por múltiples espacios de restauración, con mesas al aire libre y simplemente áreas para tirarse por el césped. Muy buen ambientillo, la verdad. 

Los recibos de la fe

Estuve en Vigo este viernes y sábado. Fue un viaje de una sola noche pero muy bien aprovechado, al coger el primer vuelo de la mañana un día y volver en el último de la noche al día siguiente. 

El viernes hicimos comida familiar fuera de casa. Fue iniciativa mía para que mi madre no se dé la paliza de cocinar para 6 personas (a la cita del viernes siempre asisten mi hermano, cuñada y sobrina). Resultó muy bien y acabamos hablando largo y tendido de los "recibos de la fe", esos seguros de decesos por los que pagas toda la vida por tu entierro. Ahora resultan incomprensibles pero supongo que en las décadas duras del siglo pasado la gente necesitaba asegurar que su muerte no supondría una carga imposible para sus familiares. El caso es que descubrimos que mis padres tienen una poliza que los cubre a ellos y a mí, y otra que cubre a mi hermano y mis sobrinas. En total, unos 80€ mensuales que para sus rentas de pensionistas suponen anualmente una cantidad considerable. Si los anulas, pierdes toda la cantidad invertida así que mis padres no quieren ni oír hablar de sacarnos a ninguno de ese macabro esquema. Supongo que poco a poco esos seguros tan peculiares irán desapareciendo con los abuelos porque no veo a la gente más joven sometida a esa tiranía del pago de esos recibos de por vida.

El sábado me vi con mi madrina y su hija en el Parque de Castrelos. Coincidió que había un concierto de música clásica. Inocente de mi, pensé que el concierto era delante del Pazo, porque allí estaban tocando algunos músicos cuando llegamos, pero no, aquello era sólo la recepción al alcalde, y cuando este llegó se trasladó todo el evento, público incluido, al jardín posterior. Me resultó algo extraño y anacrónico que un concierto público se inicie con una recepción previa al alcalde. Cosas veredes.

Concierto de Miss Caffeina

El domingo noche inauguramos la temporada de conciertos veraniegos que nos tendrá entretenidos los meses de junio y julio en Madrid. El primero ha sido el de Miss Caffeina, una banda indie que ya llevan por ahí 10 años. Nosotros empezamos a ubicarlos más a partir de la versión de Lobos con La Prohíbida y a mi me ganaron definitivamente con Reina, ese temazo contra el bullying escolar, que en su versión con Rozalén me pone literalmente los pelos de punta. 

El concierto fue en el auditorio al aire libre del Parque Tierno Galván en el marco de Madrid Escena, un festival que hacen ahí todos los años. El sitio me encantó y me recordó, inevitablemente, al auditorio del Parque de Castrelos en Vigo. El resto del parque también pinta muy bien y está mucho más cerca de lo que yo pensaba, muy próximo a Méndez Alvaro y el Campus Repsol. Tendremos que volver a explorarlo en condiciones. 

No sé si por efecto COVID o porque siempre lo hacen así, en lugar de sentarse en las gradas de piedra, había sillas, organizadas en bloques de 2, 3 o 4, con distancia social, y provistas de un código QR con el que poder pedir desde el sitio comida o bebida. Comodísimo todo y muy bien organizado. La gente fue muy civilizada y apenas se desmadró. Tan sólo al final, en los bises, hubo un par de canciones más animadas que levantaron a todo el mundo de su asiento. Entre ellas estaba "Mira cómo vuelo". Era inevitable no venirse arriba tras estos meses tan duros con una letra que dice: 

"mira como floto y mira como vuelo, mira como avanzo, valiente, dejándolo todo atrás"

Fase de antigüedades

Los últimos meses nos hemos visto inmersos en el mundo de las antigüedades. Cómo David se encarga de recordarme, todos esos años que vivimos en París no me interesaban lo más mínimo. Estuvimos en el Mercado de las Pulgas una única vez, en pleno invierno, y no lo recuerdo con gran especial cariño. En cambio ahora, vamos con frecuencia al Rastro, a tiendas de diseño o antigüedades, y no paramos de darle vueltas a distintas opciones para la casa. 

Desde que solucionamos definitivamente los problemas de fontanería (acabamos levantando los dos baños parcialmente, uno por filtraciones de la bañera y otro por olores de la bajante), nos hemos centrado en los muebles de diseño antiguos, principalmente de mediados del siglo pasado. Así, nos hemos hecho con un mueble-bar italiano de los 50, y un aparador escocés McKintosh de los 60 con los que estamos encantados, así como con varias mesitas auxiliares de distintas procedencias y periodos. Este domingo nos han visitado Oscar y Jaime y nos daba vergüenza ir dando explicaciones de cada pieza cuando nos preguntaban. 

La última adquisición ha sido un mueble pequeñito francés algo art-decó, en el que hemos ubicado toda esa música en CDs que ya no tenemos forma de oír. Lo encontramos en una feria de antigüedades en IFEMA que se llama Antik Passion Almoneda que visitamos este sábado y que por lo visto hacen dos veces al año. Nos encantó deambular por allí y nos gustaron mucho varias piezas pero ninguna de ellas nos encajaba por dimensiones. Con tantos meses jugando a las casitas, ya no nos va quedando mucho espacio disponible. Por cierto, en la entrada de los pabellones de IFEMA hay unos osos de colorines del diseñador dEmo (Eladio de Mora) que nos encantan. 

Orlando Furioso en concierto

Llevo dos semanas de mucho trabajo y mal dormir. El hecho de haber trabajado el finde pasado ha amplificado el agotamiento. La única actividad reseñable de la semana fue que Alberto me llevó a ver el concierto de Orlando Furioso en el Real. 

Alberto es un auténtico adicto a la Opera. No se pierde un estreno pero además suele repetir varias veces más cada una de las óperas. Es una cosa nunca vista. En los últimos tiempos, muy a menudo, compra dos entradas para cada representación. Nunca sé muy bien cuándo lo hace a propósito para invitar a alguien y cuando lo hace forzado por restricciones pandémicas (venden las entradas por pares porque los aforos están limitados y hay butacas intermedias vacías). El caso es que, en lo que llevamos de año, ha invitado ya varias veces a David (dBt) porque tiene más tiempo que yo y le gustan más esas cosas teatrales. Esta vez fui yo el afortunado porque David (dBt) se fue a Zaragoza y me dejó solo con mis videoconferencias.

Orlando Furioso es una ópera barroca de Vivaldi, que fue estrenada en 1727 en Venecia. No la conocía (en realidad no conozco casi ninguna), y me gustó mucho más de lo que esperaba. No soy nada fan de la ópera, pero esta fue en versión concierto y tal vez por eso presté más atención a la música. Las interpretaciones fueron muy buenas pero lo que realmente me gustó fue la música barroca interpretada con instrumentos originales. Fue una velada muy agradable con el beneficio adicional de que nos pudimos tomar un vino y un sandwich en el intermedio ya que han restablecido el servicio después de muchos meses de restricciones. 

Fin de semana de vacunación

Me llamaron para vacunarme a principios de junio, cuando estábamos en Roma, Tuve que postponerlo y acabé eligiendo este sábado para no tener problemas de agenda. Al ser "autocita" sólo tenía un par de opciones de centros de vacunación. El más cercano es el Wizink Center, el antiguo Palacio de los Deportes, en la calle Alcalá.  

Me pareció una experiencia emocionante: ese gran centro, las colas, las salas de espera, el número que te otorgan... En mi  caso, no fue tan rápido cómo dicen. Tardé unos 45 minutos en todo el proceso porque aunque es rápido había mucha gente. Fue tiempo disfrutado observándolo todo y pensando en el prodigio que supone que en menos de un año tengamos tantas vacunas disponibles y se haya montado toda esta campaña de manera tan eficiente. En mi caso, me pusieron la Janssen, ideal para mi porque es mono-dosis y ya no tengo que preocuparme de una segunda cita. No he tenido ningún efecto secundario, nada, ni siquiera hinchazón o dolor de brazo, tan solo molestia si lo toco. 

Ya con la vacuna puesta, nos fuimos a comer a Fuente el Saz con mi Hermano 1 y Cuñada. Fue una comida y sobremesa agradable en su casa. Ahora que estamos en Madrid, vamos regularizando cierto contacto con ellos, tanto telefónico como presencial. Esta era la tercera vez que nos veíamos desde la mudanza, lo que viene a suponer un encuentro cada 3 meses. 

La otra gran actividad del fin de semana fue la visita al Monasterio de la Encarnación, situado en un lateral, entre Opera y el Palacio Real. Había estado hace muchos años, con mis padres, y me encantó volver. Lástima que no se puedan sacar fotos. Tiene un patrimonio artístico muy importante, una iglesia preciosa, un claustro recubierto en su totalidad de grandes lienzos, y un relicario impresionante, incluyendo la misteriosa sangre licuada de San Pantaleón. Hicimos la visita con Juan y Carlos (de Zurich), y quedamos todos encantados. El cuadro que más nos llamó la atención fue el "Intercambio de Princesas" españolas y francesas en la frontera del Bidasoa (1615). 

El fin de semana no dio para mucho más porque yo tuve que trabajar sin parar en un documento para una reunión importante que tengo el martes. Me ocurre muy raramente así que no me quejo en absoluto. Bastante ha dado de sí el fin de semana a pesar de todo. 

Concierto de Algora en el Museo Cerralbo

Desde que hemos vuelto a Madrid, hemos visto a Victor Algora en un par de ocasiones, la primera con la Prohibida, y la segunda en acústico en Lavapiés. Es un artista al que le tenemos especial cariño desde la boda travesti. Esta semana ha llegado la tercera oportunidad de verle en concierto, en el patio del Museo Cerralbo, con un aforo limitado dadas las dimensiones del lugar. Iba acompañado de dos músicos, uno al teclado y otro con la caja de ritmos. El sonido fue impecable, su voz sonó mejor que nunca y además estaba guapísimo. 

Fue un concierto muy poético, muy de baladas y, quizás, le falto alguna canción con algo más de ritmo por aquello de combinar estilos. En cualquier caso, fue un evento memorable y desde entonces hemos escuchado varias veces "Nosotrxs somos", una canción dedicada al activismo LGTBI, ideal para este mes del Orgullo. Ya conocíamos el tema que fue cabecera de unos documentales de RTVE. Es una preciosidad absoluta. Pura poesía.  

Entre amigas en Madrid

Desde que volvimos de Roma, hace una semana, todo ha sido un no-parar de actividades entre amigas. Será que llega el verano, será que nos van vacunando a todas, pero lo cierto es que se nota más actividad social y en seguida surge algún plan para cenar fuera de casa. 

En los últimos días, nos hemos reencontrado con Vitoria y Michael, los amigos americanos de Juan (después de 15 años de usar jap en el blog, pasaré a llamar a Juan por su nombre a partir de ahora). Viven en Filadelfia y acostumbraban a venir todos los veranos a Madrid. Yo llevaba más de una década sin verles, básicamente todo el tiempo que estuvimos viviendo fuera de España, y dBt no los conocía. Nos contamos aventuras de estos últimos meses de pandemia y repasamos la doctrina Woke en Estados Unidos y el alivio por el triunfo de Biden, tras el nefasto período Trump.

También hemos cenado recientemente con Carlos, de Zurich. Cada mes o mes y medio viene por Madrid unos días, así que es una de esas amistades que se está viendo reforzada desde nuestra mudanza. En un primer encuentro, compartimos experiencias de nuestros recientes viajes a Italia, ellos a Florencia y la Toscana, y nosotros a Roma. Tenemos previsto vernos de nuevo el próximo domingo para compartir alguna actividad cultural. 

Alberto también es una de esas amistades recuperadas.  Somos casi vecinos, vivimos a unos 10 minutos andando de distancia, y en los últimos meses nos hemos visto con mucha regularidad. Este fin de semana tuvimos super-pleno, y pasamos un montón de horas juntos, con concierto y cena el sábado, y comida, copa y paseo el domingo. 

El concierto del sábado fue una nueva sesión de Transbaroque, esta vez si parafernalia de vestuario y danza, simplemente un concierto íntimo (éramos 12 personas) con clavecín y violín. Son sesiones muy amenas, entre la locuacidad del presentador que explica siempre el contexto y el repertorio con gran detalle, y el hecho de que hay un intermedio con copa incluida. 

Exposición de Pablo Pérez Mínguez

El sábado fuimos al extrarradio, a Alcobendas concretamente. Fuimos en tren de cercanías pero descubrimos a la vuelta que tenemos línea directa de metro desde la puerta de casa, ya que la línea 10 conecta directamente con Metro Sur en Alcorcón y Metro Norte en Alcobendas. Bueno es saberlo, aunque no creo que sean territorios a los que tengamos que ir con mucha frecuencia. 

El motivo de nuestra visita a Alcobendas fue la exposición de Pablo Pérez-Mínguez (PPM) en el flamante Centro de Arte de la ciudad. PPM fue el fotógrafo cuasi-oficial de la movida. Por el estudio de su casa pasaron todos los personajes del momento y él los hacía posar individualmente o en grupo. Hizo también las fotografías de muchos de los discos de aquella época. Todo un artistazo. Era además un escritor de diarios compulsivo y la exposición muestra muchos de sus textos. Su archivo fotográfico es vastísimo pero la exposición sólo muestra una pequeña parte, así que nos quedamos con ganas de más. 

Roma de día y de noche

Ya estamos de vuelta en Madrid desde el miércoles por la noche. Nos ha sentado muy bien la escapada romana. Cierro la crónica del viaje con una serie de fotos diurnas y nocturnas. Entre las primeras, la Plaza Navona, los restos del Templo de Adriano en la Piazza di Pietra, y alguna de esas estatuas callejeras tan estupendas. 

Las fotos nocturnas las hicimos la víspera del festivo italiano del 2 de junio, día de la República. Aprovechamos las bicis eléctricas para hacernos una super ruta monumental, pasando por el Coliseo, la Plaza Venecia, la Plaza de España... Todo precioso y con vuelta al hotel justo antes de las 11, la hora a la que sigue empezando el toque de queda en Italia. 

Iglesias y Basílicas de Roma

Roma es una de esas ciudades con infinitas iglesias y dónde aún te puedes llevar grandes sorpresas caminando sin rumbo y entrando al azar en algunas de las que te vas encontrando. En este viaje nos tropezamos con dos bien hermosas. La primera, la de San Ignacio, con abundancia de frescos, cerca del Panteón, dedicada a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. La segunda, la de San Pietro in Vincoli, cerca del Coliseo, en la que nos dimos de bruces con el Moisés de Miguel Angel. Fue un encuentro estupendo porque no habíamos leído nada y el exterior de la iglesia no es nada lucido así que la sorpresa fue total. 

En cuanto a las "Basílicas Mayores", hay 4 en Roma, incluyendo San Pedro. Todas tienen un altar para uso exclusivo del Papa. Al lado del hotel teníamos la de Santa María la Mayor (4 últimas fotos). La había visitado anteriormente y, aunque tiendo a olvidarlo todo, recordaba vagamente ese espacio tan amplio de las naves y ese artesonado dorado.