martes, 31 de diciembre de 2013

Mini-vacaciones en Edimburgo

He visitado Edimburgo por primera vez, y creo que no será la última porque ya me llama todo de Escocia. Me encontré allí con jap el día 26 y nos quedamos hasta el 31, cuando volvimos a Londres para pasar el Fin de Año con dBt que no nos pudo acompañar en estas mini-vacaciones porque trabajaba. 

En esta época del año los días son especialmente cortos allí arriba: el sol sale a las 9 y se pone a las 3. Aún así nos ha dado tiempo a hacer las visitas turísticas básicas: el Castillo, la Catedral, el Cementerio de Greyfriars y el Palacio de Holyroodhouse. Está todo bien pero nada es espectacular en si mismo. Lo interesante es la estructura y arquitectura de la ciudad, que se aprecia bien desde la Colina Calton

En cuanto a los museos, el Museo Nacional de Escocia tiene mucha fama pero cero interés. Es una mezcla de museo de la ciencia y tecnología con arqueología e historia de Escocia; demasiado pastiche para mi gusto. Más interesante me pareció la Scottish National Gallery, una pinacoteca pequeña pero con una buena selección de obras del Renacimiento al siglo XIX. 

Con todo, la gran sorpresa de este viaje a Edimburgo ha sido la Procesión de las Antorchas, que se celebra el día 30 y arranca el "Hogmanay" o fin de año escocés. Miles de personas recorren la ciudad portando antorchas, lo que envuelve todo en una atmósfera muy especial. No sabíamos nada y la vimos por casualidad arrancar desde la habitación del hotel (me puse nerviosísimo, of course). Me he quedado con ganas de ver el resto de eventos del Fin de Año pero casi más con ganas de volver en verano para disfrutar de los largos días y usar la ciudad de base para explorar todas esas tierras más al norte. 



jueves, 26 de diciembre de 2013

Pesadilla en Navidad

Primera Nochebuena-Navidad en Londres (el año pasado estábamos en París). Para cenar hicimos pavo, que por lo visto es lo típico aquí, y nos quedó delicioso. Di tú que viene super-preparado ya del Waitrose, en su bandejita de plata listo para meter al horno, pero aún así dBt consiguió darle un punto especial con la sal, la pimienta y las patatas así que para nosotros es ya un pavo mítico. 

Nuestra felicidad culinaria quedó ensombrecida por una noche soberana en la que la alarma de evacuación del edificio no dejó de sonar desde pasadas las 12 hasta las 7 y media, cuando llegó el portero y logró desactivarla. Saltó porque nos quedamos sin agua (una forma un poco extrema de llamar la atención sobre la avería). 

El día de Navidad, con el agotamiento del mal dormir a cuestas, estuvimos de paseo por Mayfair y en lugar de comida hicimos "Afternoon Tea" en el Café Royal, en Regent Street. Decidimos que sustituir la comida por el té era la mejor alternativa para no empacharse y era una forma muy British de celebrar el día. 



jueves, 19 de diciembre de 2013

Encuentro con los Abuelos en Madrid

Hace algún tiempo que mis padres se han convertido en "los abuelos". No sabría certificar con exactitud cuando ocurrió ese cambio de percepción. Supongo que fue hace 3 años, cuando ella cumplió los 80. El caso es que me hice más consciente de su fragilidad, de sus manías y sus historias repetidas. Ahora, con cada nuevo encuentro me descubro buscando pistas de si están realmente bien, o simplemente mejor o peor que la última vez. 

En esta ocasión nos vimos en Madrid, fieles a la tradición de estos últimos años, ese acuerdo tácito por el que yo no voy a Vigo por Navidad, pero nos vemos en diciembre en casa de su adorado jap.  Y así fue un año más. Repetimos comilonas en vajilla Sargadelos, variado de turrones y dulces y, por supuesto, encuentro con mi Hermano 1, Sobrino E y Charo. Todo igual pero diferente porque nunca somos los mismos ni la relación entre nosotros lo es. 

En el apartado ocio, les enseñamos Madrid Río en un domingo de sol espléndido, y vimos Diana, la película sobre la Princesa que a mi y a jap nos gustó bastante, por aquello de descubrirnos ángulos nuevos del personaje. A los abuelos, en cambio, les dejó bastante fríos, por esa mezcla de republicanismo y desinterés por el género corazón que les caracteriza. Lo suyo son las exposiciones sesudas. 

Vimos la exposición "Japonismo" del CaixaForum que aunque no es gran cosa tiene algunas obras interesantes. Una guía explicaba a un grupo escolar que los japoneses tenían otro punto de vista artístico y que el Realismo no les interesaba, porque no le veían punto a reproducir lo que ya existía en la naturaleza, de ahí que sus "retratos", como ese actor de Toshusai Sharaku de la primera foto, tuvieran ese aire de dibujo-caricatura. Respecto a las "escenas", lo suyo era reproducir lo cotidiano, como la lluvia en el Puente de Atake de Utagawa Hiroshige (segunda foto), en lugar de las batallitas y escenas mitológicas que tanto gustaban a los occidentales. Es arte para relajar, no para crear tensión. 

La otra exposición que vimos fue la del Terracotta Army, los Guerreros de Xi'an, en el Centro Cultural de la Villa en Colón. A los abuelos les encantó descubrir toda la historia. Y no es para menos, todos esos miles de figuras, todas distintas, enterradas para la posteridad por el primer Emperador de China. No sé si llegaré a verlos algún día, pero creo que al menos me tragaré algunos documentales.

Y en cuanto a los abuelos, a seguir viajando. Se han ido de Madrid con una maleta nueva y su siguiente destino será Menorca con el Inserso en marzo. Casi me dan ganas de empezar a organizar su siguiente visita a Londres, aprovechando que los vuelvo a ver tan activos y andarines.  



domingo, 1 de diciembre de 2013

Conversaciones peligrosas

He entrado en barrena con mi vida profesional en las últimas semanas. Supongo que llevaba meses barruntando cierta insatisfacción pero estaba demasiado ocupado entre el final del máster, el traslado de casa en Londres y el viaje a Australia. Ahora todo ha cristalizado y me ha entrado la neura de que necesito un cambio sustancial. Hace un par de semanas, con ocasión de un viaje a Vevey, en el Lago de Ginebra, se lo comuniqué a mi jefa. A partir de ahí todo se ha acelerado un poco y he tenido más conversaciones dentro de la empresa. Veremos a dónde lleva todo esto pero 2014 apunta a cambios profesionales.

En el apartado cultural y de ocio, me he tragado en los últimos tiempos docenas de vídeos y todos los documentales disponibles en Youtube sobre The Smiths y Morrisey. Ha sido un revival inducido a partir de la publicación de la autobiografía del cantante-personaje, que en UK es muy popular. 

También nos hemos acercado a la nueva Tate Britain, que va camino de convertirse en mi museo preferido de Londres. Han acabado las obras de remodelación, abriendo la escalera central y cúpula, y reorganizando toda la colección. Y allí estuvimos, celebrando la reapertura y fotografiando los nuevos espacios. 


domingo, 10 de noviembre de 2013

Novedades de otoño

Tengo la determinación de escribir algo menos en este blog. Me gusta tener este repositorio de experiencias vitales, esta especie de memoria externa a la que recurrir si quiero recordar o comprobar algo de estos últimos años tan acelerados. Pero también necesito liberar tiempo para otras actividades, y relajarme más. Tengo que asumir que la vida avanza más rápido de lo que yo puedo registrar, y a veces procesar. Así, en estos últimos tiempos: 

- dBt ha encontrado trabajo. Lleva una semana en el Edition, y está encantado. Es un concepto de hotel de diseño, para la clase creativa con pasta. Lo mejor es que el ambiente de trabajo es muy bueno, y tiene horario de mañana, lo que le permite seguir yendo a clases de inglés por las tardes. 

- Su madre continúa el via-crucis de salud visual de los últimos meses. Un acumulación de eventos desgraciados a los que todavía no se les ve el final. Todo un sufrimiento y estrés para ella y toda la familia.  

- Hemos retomado A Dos Metros Bajo Tierra después de 6 años. En aquella época me quedé atascado en la tercera temporada porque me pareció muy negra. Ahora vamos por la segunda y avanzamos a buen ritmo, disfrutando de los personajes como si fuera la primera vez. 

- He vendido, por fin, todas las stock options que tenía de mi anterior empresa. No quedaba más remedio porque caducaban, pero el asunto me ha tenido muy pendiente en las últimas semanas. Que si la bolsa sube, que si baja... He vivido de cerca los nervios del casino financiero en el que se ha convertido el sistema capitalista. Y he oscilado entre los sentimientos de avaricia y los de torpeza bursátil.

- Por último, en el terreno artístico, hemos visto la exposición de Australia de la Royal Academy. Muy completa. Algunas de las salas nos han horrorizado (todos esos cuadros de la época colonial, rancios como ellos solos), pero otras nos han gustado bastante. Nos hemos reencontrado con un autor que nos gustó mucho en Sydney, John Brack, el del coche de abajo. Y hemos visto, por fin, el Australian Beach Pattern, un cuadro de 1940, cuya lámina luce a partir de ahora en nuestro baño. 


domingo, 27 de octubre de 2013

Vida social en Londres

Llevamos un par de fines de semana consecutivos con mucha vida social. Ha sido volver de Australia y acumular encuentros con amigos varios. Por un lado nos hemos visto con Saif en varias ocasiones y formatos; también con mis compis de oficina y con Miki.

En el apartado celebraciones, hemos tenido una amiga alemana que se vino a Londres para organizar un Afternoon Tea en el Brown's Hotel. Nos gustó ese concepto de reunir a amigos que no se conocen entre sí alrededor de un té. Eramos 14 personajes muy variopintos pero resultó muy agradable, y el servicio y la calidad de sandwiches y dulces estuvo muy bien.

Finalmente, en el apartado visitas, hemos tenido a Charo con nosotros. La hemos iniciado al ritual del Afternoon Tea en The Connaught Hotel. Todo buenísimo pero un poco disparado de precio. Al menos te dan unas cajas monas, en plan "doggy bag", para que te lleves a casa las sobras, así que nos volvimos a casa con toda una ración de pasteles. Pero no todo ha sido comer. También hemos visitado un par de galerías: el nuevo pabellón de Zaha Hadid en la Galería Serpentine, en Hyde Park, y la exposición Master Editions en Halcyon Gallery, que reúne serigrafías de un montón de autores, como  Andy Warhol y su retahíla de Maos de la foto. 


domingo, 13 de octubre de 2013

Vida urbana en Australia

Ya estoy de vuelta en Londres. La ciudad me ha recibido con lluvia, para recordarme que el verano queda atrás. Resignado, he guardado bañadores, camistas de tirantes y chanclas hasta el próximo año. 

En estas últimas semanas hemos vista la mayor variedad posible de pantalones cortos y chanclas para chicos. dBt fue el primero en observar la consistencia del vestuario masculino. También el hecho de que en general están muy cuidados y musculados. Y no es de extrañar porque el deporte es omnipresente. Se ve a gente corriendo por todos lados. También bicicletas, y por supuesto surfistas en las playas. Todo como en las películas.

Las vibraciones que nos han generado Brisbane y Sydney han sido muy diferentes. La primera es una ciudad que pese a su skyline de metrópoli, y su crecimiento vertiginoso en los últimos años, no deja de ser pequeña. Se nota en las calles, particularmente apagadas los fines de semana. La ciudad vive alrededor del río y el ambientillo general es vacacional, por aquello del clima tropical y el vestuario. Una ciudad muy relajada y agradable. 

Sydney, en cambio, tiene un ambiente de gran ciudad que se nota desde el primer momento. Bullicio, tráfico, mezcla de gente en las calles, mucho más dinamismo y energía en todos los sentidos. Una de esas ciudades cosmopolitas que a nosotros nos carga las pilas y nos pone algo eléctricos intentando hacerlo todo. Con todo, nos ha parecido una ciudad manejable, en distancias y puntos de interés. No desborda.

Mención aparte merece el tema gay. En Brisbane apenas se ven. Hay algunos locales pero muy poca visibilidad de gays y lesbianas. Sydney es mucho más gay-friendly pero el número de locales es bastante reducido. Nada que ver con el Village de Montreal o los barrios gay europeos. El nuevo mundo del Pacífico sur no nos ha parecido, en ese sentido, particularmente avanzado.  



miércoles, 9 de octubre de 2013

Fauna australiana

No hemos visto ni koalas ni canguros en estas semanas. Nos hemos cruzado con alguna reserva de fauna salvaje y zoológico pero a mi los animales sólo me gustan en libertad, y con matices. De entre las criaturas que sí nos hemos encontrado destacan dos. La primera es una especie de cigüeña, blanca y negra y de pico largo que se ve por todas partes, principalmente ciudades. No tiene buena reputación entre los locales porque su comportamiento es entre gaviota y paloma, es decir, más bien carroñera y atrevida. 

En segundo lugar se hallan los los reptiles, en varios tamaños y colores. En Brisbane a lo largo del río se ven grandes lagartos, o más bien una especie de iguanas. En la playa Whitehaven de las Islas Whitsunday nos tropezamos con esa especie de dragón de Komodo de la foto, que representa un salto cualitativo importante. Imponía bastante con sus andares de dinosaurio y su larga lengua. 

De esa misma playa me vine con lo que creo es una picadura de medusa en un codo. Fue claramente en el agua porque recuerdo el ardor que sentí. Inicialmente no se veía nada, pero a lo largo del tiempo fue evolucionando hacia una especie de quemadura, incluyendo una ligera costra. No me extraña que recomienden usar trajes anti-medusa. Al menos no ha sido de las realmente peligrosas y en todo caso prefiero pensar que ha sido una medusa y no algún tipo de alien que me haya inoculado un extraño pasajero :). 

Por último, tengo que confesar que hemos visto cucarachas enormes en varias ocasiones, incluyendo al lado de la Opera de Sydney. No me extraña que pululen con este tiempo tan veraniego pero no dejan de ser repelentes en todos los hemisferios. 


lunes, 7 de octubre de 2013

Gold Coast, el Benidorm australiano

Las vacaciones se han acabado y dBt ya está de vuelta en Londres. A mi aún me queda por delante esta semana de trabajo en Brisbane. El domingo que él se iba, cerramos las vacaciones con una excursión en tren a la Gold Coast, a 100 km hacia el sur de Brisbane. 

Es un destino turístico de primer orden en Australia (de hecho, la sexta ciudad del país, con aproximadamente medio millón de habitantes). Es toda una sucesión de playas kilométricas que acumulan parques temáticos, centenares de kilómetros de canales navegables (para acceder a las urbanizaciones en barco) y un "skyline" que parece sacado de una gran ciudad. El centro de este largo conglomerado urbano costero es "Surfers Paradise", dónde se encuentra el edificio Q1 y su mirador SkyPoint, desde el que están tomadas las fotos de abajo. 

Aunque pueda parece todo un poco turi-hortera (y lo es, no hay más que fijarse en los nombres), nos gustó bastante, aunque sólo para pasar unas pocas horas. Nuestro día fue muy completo. Empezamos con un paseo por un parque nacional con vegetación tropical que se encuentra algunos kilómetros hacia el sur, en un promontorio mirando al mar, en Burleigh Heads. Continuamos con un baño con salto de olas surferas para soltar buenas cantidades de adrenalina y terminamos con unas vistas magníficas desde la torre-observatorio de Surfers Paradise para despedirnos de ese océano color turquesa. 


La Bahía de Sydney

Nuestra última actividad en Sydney, antes de ir al aeropuerto para volver a Brisbane, ha sido subir a la Torre para tener una panorámica general de la ciudad. La visión del centro está bien, con todos los rascacielos en primera línea, pero sobre todo es interesante la perspectiva de la bahía. Ese magnífico puerto natural explica la fundación de la ciudad. Es una bahía llena de recovecos, de penínsulas y ensenadas, y también de barcos deportivos por todas partes. 

El sábado en que nosotros subimos a la torre había un mega evento militar, una "revisión de la flota" o "Fleet Review" que congregó a un montón de barcos de la marina australiana. Por la tarde había un gran espectáculo de fuegos artificiales pero nosotros ya lo vimos en la tele desde Brisbane, sin aglomeraciones. 

Nos gustaron las vistas desde la torre pero en cualquier caso esa bahía es fotogénica desde cualquier sitio. Sin ir más lejos, desde la zona de la playa nudista desde la que se disfruta de todo el "skyline" de la ciudad. 



domingo, 6 de octubre de 2013

Un centro comercial victoriano

Hay una cosa de Sydney que me ha encantado por su belleza absoluta y por ser además una sorpresa total: el Queen Victoria Building. Es un centro comercial construido a finales del siglo XIX en estilo victoriano. Lo habíamos visto por fuera en varias ocasiones y, aunque nos gustaba, no estaba en nuestra lista de visitas. Entramos por azar una mañana que llovía y que aprovechamos para buscar una maleta de mano para mi (la anterior había quedado destrozada en el último viaje). No había maletas, pero nos quedamos tan impresionados con el interior que lo recorrimos de arriba abajo haciendo un montón de fotos.

Todos los detalles del edificio son maravillosos: las arcadas de las tiendas, los relojes, la cúpula central, las puertas de acceso, los pavimentos de los suelos, los ascensores... Hasta los baños tienen un punto de época perfectamente cuidado. Una delicia de edificio que me generó un momento de entusiasmo parecido al que tuve al descubrir Le Bon Marché de París. Son sitios que probablemente no aparecerán en las guías como visitas imprescindibles pero para mis son básicos a no perderse.



sábado, 5 de octubre de 2013

Las playas de Sydney

A media hora al este de Sydney se encuentra Bondi Beach, la playa más afamada y grande de la ciudad. A su lado hay algunas otras playas más pequeñas, encajonadas entre pequeños acantilados. Todas ellas son más bien playas de surferos porque no son muy aptas para el baño. Sus fuertes olas y corrientes las hacen muy peligrosas. De hecho, el día que nosotros las visitamos estaban cerradas al baño salvo una pequeña franja en el centro de Bondi Beach de unos 50 metros, constantemente patrullada por los vigilantes motorizados de la foto. Por si fuera poco, en verano instalan una red anti-tiburones así que definitivamente estas son playas para vivir peligrosamente. 

Más hacia el norte se llega a un parque nacional que se llama The Gap, una zona de acantilados muy bonita que es, como Beachy Head en Inglaterra, un lugar habitual de suicidios. Toda la zona está vallada para evitar acercarse al borde y hay repartidos numerosos carteles con el teléfono de la esperanza.  Los acantilados miran al Océano Pacífico por un lado y a la bahía de Sydney por el otro. El perfil de la ciudad se divisa al fondo, y de ese lado hay también algunas pequeñas playas mucho más tranquilas. Una de ellas, Lady Bay Beach, es nudista (y gay). El agua está fresca (nada que ver con las playas de la Barrera de Coral) pero pudimos finalmente darnos un baño porque al menos no había olas asesinas ni riesgo de tiburones. 



jueves, 3 de octubre de 2013

Arte en Sydney

En los últimos días, hemos ido a un par de museos aprovechando los horarios "nocturnos" (= de 5 a 9). En ambos casos había música en vivo, zona de copas y bastante ambientillo en general. La visita más interesante ha sido a la "Art Gallery of NSW". Las siglas corresponden a "New South Wales", el estado en el que se encuentra Sydney. Tiene arte europeo y australiano, principalmente de los siglos XIX y XX. Vimos algunas  cosas interesantes, entre ellas los cuadros de abajo de John Brack y "Tres Bañistas" de Ernst Ludwig Kirchner

El otro centro que hemos visitado es el Museo de Arte Contemporáneo de Australia, que nos ha dejado más bien fríos. Había una instalación temporal con enormes contenedores de mineral de hierro y vídeos sobre aborígenes que me gustó por aquello de que es el sector en el que ahora trabajo. Más allá de eso, nos gustaron algunas obras de artistas aborígenes, pero más bien pocas; sólo aquellas que tenían motivos geométricos o humanoides como las de abajo. Me temo que somos demasiado occidentales en nuestros gustos artísticos.



miércoles, 2 de octubre de 2013

Opera de Sydney

Desde que hemos llegado a Sydney nos da la impresión de que no hacemos más que girar en torno a la Opera. Que si vistas desde los muelles de ferrys, que si vistas desde el jardín botánico, que si vistas desde el puente de la bahía... Queda bien desde todos los ángulos, y se ve desde un montón de puntos de la ciudad, porque está situada en una pequeña península. 

La primera noche tomamos un mojito en las terrazas que hay al lado de la entrada. Son de autoservicio y tenían mucho ambientillo. También hemos hecho la visita guiada para ver el interior y conocer un poco más la historia del edificio. Básicamente hubo un concurso de arquitectura a finales de los 50 que ganó un danés por su diseño rupturista. Después vinieron los problemas de ejecución porque los dibujos del boceto no eran tan fáciles de llevar a la práctica y más en una época en la que no había ordenadores para los cálculos matemáticos. Tardaron 16 años en construirla y el presupuesto se fue por las nubes. Acabaron prescindiendo del arquitecto original y nombrando un panel de arquitectos australianos. A pesar de la polémica, el resultado final es una obra declarada Patrimonio de la Humanidad que nosotros estos días no nos cansamos de fotografiar.



martes, 1 de octubre de 2013

Sobrevolar los arrecifes de coral

Nuestro vuelo a Sydney (próxima escala de las vacaciones en Australia) salía de Hamilton Island. A ese aeropuerto sólo se puede llegar en ferry o en avioneta y nos decidimos por la segunda para poder combinar el transfer con un "vuelo escénico" por la zona. Así, hemos podido sobrevolar las Islas Whitsunday y la Gran Barrera de Coral durante una hora antes de que nos dejaran en el aeropuerto (en la esquina derecha de la última foto).

La experiencia desde el aire ha sido totalmente distinta a la de estos días anteriores. Las islas se ven estupendas. La gran mayoría no tienen construcciones y son todo bosques, playas, y aguas coralinas.   Pero sin duda la gran emoción es sobrevolar los arrecifes de coral. Sólo desde el aire se puede apreciar la escala y maravilla de la Gran Barrera de Coral: lagunas, "ríos" que transcurren entre paredes de coral, infinitos tonos turquesa, arrecifes de múltiples formas (incluyendo el "corazón" de la cuarta foto)...  También muy espectacular se ve la playa kilométrica de Whitehaven en la que estuvimos ayer (penúltima foto). En fin, que me he quedado maravillado con la despedida de esta zona de Australia y  si tuviera que recomendar algo de estas vacaciones sería sin duda este vuelo (y el snorkel). 




lunes, 30 de septiembre de 2013

Hamilton Island

Estas vacaciones playeras australianas tienen algo de parque temático. Nos da la sensación de estar eligiendo una atracción nueva cada día. De hecho tienes que reservar las actividades porque no hay nada que puedas hacer por tu cuenta o en transporte público. Así las cosas, para nuestro tercer día en las Islas Whitsunday escogimos hacer excursión con mañana en la Isla Hamilton y tarde en Whitehaven Beach

La Isla Hamilton es la principal del archipiélago, la única que tiene aeropuerto y la más "desarrollada", con un gran puerto de yates y numerosas urbanizaciones, a cada cual más lujosa. Es propiedad de un millonario que la ha querido convertir en una de los principales destinos turísticos de Australia. Un autobús gratuito recorre la isla y tienes acceso gratuito al "resort", un complejo con piscinas (de esas con bar en el medio) y acceso a la playa. Estuvo bien para pasar unas horas y ver el ambientillo. Lo que más nos gustó fue el edificio del Club de Yates, de un arquitecto australiano. Toda una modernez de formas jugando con la idea de las velas al viento. Dicen que es la "Opera" del norte, por comparación con la de Sydney; un poco pretencioso. 

La tarde la pasamos en otra isla, en la playa Whitehaven, la más famosa de todo este tramo de costa. Totalmente salvaje, sólo se puede acceder en barco o hidroavión. Vimos varios super-lagartos enormes, de esos que  parecen dragones. La arena es casi sílice puro, con textura de harina y color blanco. Apenas se calienta con el sol así que resulta una playa muy cómoda. Las aguas son azul turquesa, como todas las de aquí, y la extensión de la playa es de 7 kilómetros. En definitiva, un paraíso total en el que nos podíamos haber quedado más horas. Al menos el viaje de vuelta en barco nos permitió disfrutar, para compensar, del atardecer más bonito de estos días.