Novedades de otoño
Tengo la determinación de escribir algo menos en este blog. Me gusta tener este repositorio de experiencias vitales, esta especie de memoria externa a la que recurrir si quiero recordar o comprobar algo de estos últimos años tan acelerados. Pero también necesito liberar tiempo para otras actividades, y relajarme más. Tengo que asumir que la vida avanza más rápido de lo que yo puedo registrar, y a veces procesar. Así, en estos últimos tiempos:
- dBt ha encontrado trabajo. Lleva una semana en el Edition, y está encantado. Es un concepto de hotel de diseño, para la clase creativa con pasta. Lo mejor es que el ambiente de trabajo es muy bueno, y tiene horario de mañana, lo que le permite seguir yendo a clases de inglés por las tardes.
- Su madre continúa el via-crucis de salud visual de los últimos meses. Un acumulación de eventos desgraciados a los que todavía no se les ve el final. Todo un sufrimiento y estrés para ella y toda la familia.
- Hemos retomado A Dos Metros Bajo Tierra después de 6 años. En aquella época me quedé atascado en la tercera temporada porque me pareció muy negra. Ahora vamos por la segunda y avanzamos a buen ritmo, disfrutando de los personajes como si fuera la primera vez.
- He vendido, por fin, todas las stock options que tenía de mi anterior empresa. No quedaba más remedio porque caducaban, pero el asunto me ha tenido muy pendiente en las últimas semanas. Que si la bolsa sube, que si baja... He vivido de cerca los nervios del casino financiero en el que se ha convertido el sistema capitalista. Y he oscilado entre los sentimientos de avaricia y los de torpeza bursátil.
- Por último, en el terreno artístico, hemos visto la exposición de Australia de la Royal Academy. Muy completa. Algunas de las salas nos han horrorizado (todos esos cuadros de la época colonial, rancios como ellos solos), pero otras nos han gustado bastante. Nos hemos reencontrado con un autor que nos gustó mucho en Sydney, John Brack, el del coche de abajo. Y hemos visto, por fin, el Australian Beach Pattern, un cuadro de 1940, cuya lámina luce a partir de ahora en nuestro baño.