Miradores de Lisboa

Es obvio que Lisboa es una ciudad de "vistas" y miradores. Es algo casi consustancial a las innumerables cuestas que requieren de buena forma física y imposibilitan salir a correr más allá de las riberas del río. Hay algunos muy conocidos, e imprescindibles, como el de São Pedro de Alcántara entre Bairro Alto y Principe Real (dos primeras fotos) y otros algo menos frecuentados por turistas, como el de Monte Agudo, a la altura del metro de Anjos (tercera foto),  o del de Santo Estêvão en la Alfama (cuarta foto). El de Graça (quinta foto) está actualmente en obras porque están construyendo un elevador y eso dificulta algo las vistas. 

Mi gran descubrimiento y fascinación absolutas han sido con el Miradouro das Portas do Sol (última foto). Ofrece perspectivas a la Alfama, São Vicente de Fora y la cúpula de Santa Engrácia. Es super turístico, porque queda en la bajada del Castillo a la Alfama y por eso mismo, aún no me explico cómo no lo conocía.  Aunque también es muy posible que si lo conociera y simplemente lo hubiera olvidado. Después de todo, estuve varias veces de turismo en Lisboa, pero todas hace muchos años. 

Santa Engracia, Panteón de Portugal

"Parecer las obras de Santa Engracia" es el chascarrillo en portugués para referirse a algo que tarda mucho tiempo. Es similar al español de "las obras del Escorial" aunque los 21 años que tardó en construirse  palidecen frente a los casi 300 años que tardó en acabarse la iglesia de Santa Engracia!  Comenzó como iglesia barroca en el siglo XVII pero no se acabó hasta el siglo XX, cuando se la declaró además Panteón Nacional de Portugal. 

La arquitectura del edificio y en particular el cimborrio y la cúpula son imponentes, y visibles desde muchos puntos de la ciudad. Se puede acceder a la terraza exterior al pie del cimborrio, con buenas vistas del Tajo y de parte del entramado de la ciudad. 

Entre las tumbas que alberga el panteón se encuentran la de grandes personajes históricos del país, como el descubridor Vasco da Gama, el escritor Camões, o Alfonso Henriques, el primer rey del país. Entre los iconos recientes, tan solo Amália Rodrigues se encuentra enterrada en Santa Engracia. 

Noche de fado

Apenas he salido por la noche en Lisboa durante este mes de agosto. Las excepciones han sido el primer fin de semana del mes y este último. En el primero salí por las atiborradas calles del Bairro Alto y por el cercano Principe Real, los dos barrios que concentran los locales gay de la ciudad. Estuve en el TR3S, un local de osos y allegados muy afamado y animado al que me llevó Miguel, un amigo de Madrid que estaba de paso en Lisboa. 

En cuanto a este último fin de semana, estuve con  David en uno de esos pequeños restaurantes en Alfama que ofrecen menú cerrado y espectáculo de fado. Nos encantó la experiencia y nos parece muy repetible. El restaurante se llama O Canto do Poeta y es un local muy pequeño, con una decena de mesas. El menú está muy bien, con elección amplia del plato principal. Las actuaciones de fado se reparten en 3 actos de unas 3-4 canciones cada una en la que hay que guardar un silencio sepulcral. Uno de los responsables (y camarero) es el que toca la guitarra. Lo acompañan un chico a la viola y la cantante. Los tres son muy buenos y hacen que la noche sea memorable. Volveremos en septiembre, ya hemos hecho la reserva. 

Espectáculos en Lisboa

Aprovechando que David se ha venido de vacaciones esta semana, hemos visto un par de espectáculos. Los dos decentes pero tampoco nada del otro mundo. Por un lado, fuimos a "Mulheres à beira de um ataque de nervos", el musical basado en la película de Almodóvar. Me gustó seguirlo en portugués pero la música y las canciones no me gustaron demasiado. Eso sí, el público estaba entregadísimo y se lo pasó en grande. 

También fuimos a ver el espectáculo "Lisbon under stars" en las ruinas del Convento do Carmo. Es uno de esos montajes de "video mapping" en los que proyectan sobre las paredes del edificio imágenes. En esta ocasión cuentan la historia del propio convento, y de Portugal, todo amenizado con danza, imágenes y música de grandes divas portuguesas, como Teresa Salgueiro, Mariza o la propia Amália. Está bien hecho pero en Francia vimos cosas de video mapping mucho más espectaculares, en Lyon, en Chartres, o en la propia Notre Dame. 

Teleférico de Lisboa

El Parque de las Naciones de Lisboa es la zona de la Expo de 2008, pegada al río, que reúne la arquitectura más vanguardista de la ciudad. La puerta de entrada es la estación de Oriente, que combina tren, autobús y metro, y es del arquitecto Santiago Calatrava (dos primeras fotos). Yo ya había estado por allí para ir al cine, pero ahora volví con David, para explorar la zona en condiciones. 

El teléferico es la mejor manera de disfrutar de la arquitectura de la zona, que incluye la zona del acuario, la marina y el puerto deportivo, el edificio ovni del Arena, y la Torre Vasco da Gama. El río y el puente Vasco da Gama son la presencia dominante que completa el escenario. Hay también muchas obras de arte contemporáneo repartidas por toda la zona y muchas opciones de restauración. El conjunto ofrece, sin duda, una visión muy diferente de lo que es Lisboa hoy y por eso bien merece una visita. 

Museo Colección Berardo

En el Centro Cultural de Belém, al lado de los Jerónimos de un lado y del Monumento a los Descubrimientos de otro, se encuentra el Museu Coleção Berardo, un centro de arte contemporáneo que reúne la colección de un millonario, al estilo Thyssen, y que se ha convertido, desde su creación en 2007, en el museo más visitado de Lisboa. Comparado con el Museo del Chiado, que es un contemporáneo atípico, este es mucho más interesante y relevante. Las exposiciones temporales no nos gustaron demasiado, pero en cambio la colección permanente tiene obras de todos los grandes nombres del Siglo XX. 

En la entrada del museo (primera foto) hay unas nanas de Niki de Saint-Phalle que, en sí mismas, con lo fetichistas que somos nosotros, bien valdrían la visita. En la planta de la colección permanente se hace un recorrido organizado, y explicado, por todas las corrientes artísticas del Siglo XX. Entre las obras que más nos gustaron se encuentran las de abajo, entre las que hay una Judy Garland de Warhol, una escultura de Anish Kapoor, o cuadros de Katz, Balthus o Allen Jones. 

Museo Calouste Gulbenkian

Hemos pasado parte del domingo en el Museo Calouste Gulbenkian y hemos encontrado auténticas joyas del arte de todos los tiempos. Cuesta creer cómo y por qué al "fundador", un empresario armenio nacido en Estambul, le dio por adquirir todos esos objetos, literalmente un poco de todo: pintura, escultura, mobiliario, tapices, joyas, porcelanas... en un periodo de tiempo que abarca del arte egipcio al europeo del siglo XX, pasando por el Lejano Oriente o el Islam. La colección acabó en Portugal por una de esas piruetas del destino, ya que Lisboa fue la ciudad en la que el hombre pasó los últimos años de su vida y  en la que decidió reunificar las colecciones que tenía repartidas entre UK, USA y Francia. 

El Calouste Gulbenkian es un super museo, muy manejable en cuanto a tamaño, pero exquisito en cuanto a la colección y el modo en el que está expuesta. El edificio es una maravilla de la arquitectura de los años 60 creado expresamente para albergar la colección. Es puro cemento y cristal camuflado en un parque muy frondoso. Un espacio precioso para tropezarse con auténticas obras maestras. Nos gustó principalmente la sección de arte europeo y especialmente el Espejo de Venus (penúltima foto abajo) de Burne-Jones, un pintor pre-rafaelita con el que ya nos habíamos tropezado. 

Hay una colección de arte moderno que está ubicada en un edificio cercano al museo en el recinto del parque, pero actualmente están en obras así que nos quedamos con las ganas y con la disculpa perfecta para volver en el futuro.