jueves, 30 de abril de 2020

Hacia el desconfinamiento

La gran novedad de esta semana es que tanto Francia como España han anunciado sus planes de desconfinamiento para las próximas semanas. El martes asistimos en directo en la TV al anuncio de Édouard Philippe en la Asamblea Francesa, y de Pedro Sánchez en la Moncloa. El plan francés es más fácil de entender: zonas verdes y rojas en función de cuantos casos de virus y cuantas camas UCI disponibles en la zona, y mucho testeo y rastreo de contactos. El plan español con todas esas fases, y sus franjas horarias, es un rompecabezas. En cualquier caso, en términos prácticos para nosotros, a partir del 11 de mayo podremos movernos hasta 100 km sin necesidad de justificaciones, y abrirá casi todo, menos los restaurantes y grandes museos. Parece claro también que antes de junio cualquier viaje a España es impensable. 

Con tanta comparecencia importante, nuestro horario habitual se vio perturbado. Solemos salir a pasear por la tarde, entre las 6 y las 7, media hora arriba o abajo, pero ese día salimos prácticamente por la noche, a las 9 y algo. Fue una nueva experiencia, un paseo nocturno, sin turistas y sin apenas gente, con el Sena y la luz crepuscular para nosotros. Frente al solazo generalizado durante todo el confinamiento, los últimos días han vuelto las nubes y algunas lluvias y eso deja unos cielos muy vistosos. 

Estos últimos días de abril, tras los anuncios oficiales, han dejado cierta sensación en el ambiente de cuenta atrás. En París hay bastantes más gente en la calle, más tráfico y movimiento de pre-apertura en algunos locales. Se ven muchas operaciones de limpieza y también restaurantes que instalan sus "take-away" improvisados con una silla en la puerta. Se nota que estamos más cerca de entrar en una nueva fase. 



martes, 28 de abril de 2020

Los encuentros prohibidos

Llevamos 6 semanas de confinamiento en París y nos hemos acostumbrado a la rutina del teléfono y las videollamadas. Aunque a veces me noto síntomas de cansancio, llamo a mis padres a diario  porque sé que lo agradecen mucho. También hablamos con mucha frecuencia con jap, que sigue solo en Asturias desde que empezó todo esto. Y cada sábado, fieles como un reloj, cenamos virtualmente con Ronke a través de FaceTime. A esos compromisos virtuales regulares se suman algunos otros de manera más espaciada. 

La tecnología ayuda mucho pero, tras tantas semanas, teníamos ganas de un encuentro humano  más cercano. Las condiciones del confinamiento francés son mucho más relajadas que el español pero no permiten las reuniones de amigos. Aún así, el fin de semana pasada tuvimos un par de encuentros prohibidos. El primero fue con Martine, una vecina del séptimo.  Hemos coincidido varias veces con ella en el portal del edificio, nosotros saliendo a pasear y ella volviendo de darse una vuelta en bici. Después de varios días de charlas en el portal, nos acabó invitando a subir a hacer un aperitivo en su casa. Y allí nos subimos, sigilosamente, el viernes pasado. Fue agradable. No hubo besos ni contacto físico; todo con mucho distanciamiento social, como marca la "nueva normalidad".  Supimos algo más de su vida: 61 años, no le gusta la vida urbana, ni el barrio ni París, se dedica a la educación sexual de adolescentes y sólo consume productos biológicos de productores locales. Es una vida muy diferente a la nuestra pero nos gusta transitar entre universos paralelos.

El segundo encuentro prohibido fue una comida con Christian y Honoré en nuestra casa el domingo.  Viven dentro del radio de 1km que tenemos permitido y la idea surgió hace un par de semanas, el Lunes de Pascua, porque nos avisaron de que estaban comprando en el supermercado de abajo y les invitamos a subir a tomar un café. Todos teníamos ganas de charleta y nos quedamos con ganas de más así que surgió la idea de la comida este domingo. Vinieron con una botella de champán fría y una tarta. Si les hubiera parado la policía hubieran tenido problemas para justificar a dónde iban tan sospechosamente equipados. De nuevo, mantuvimos las distancias y aprovechamos para hacer un repaso profundo de la actualidad vírica. 

Las transgresiones del último fin de semana nos sentaron de maravilla. No se puede vivir con la paranoia constante de que te vas a infectar al mínimo encuentro con otro ser humano. Vemos a gente muy obsesionada con todo esto. Veremos cómo se desarrollan las cosas en un par de semanas cuando empiece la desescalada. Todo esto que estamos viviendo parece un gran experimento sociológico. 


viernes, 24 de abril de 2020

Buscando flores en abril

En nuestros paseos de las últimas semanas hemos empezado a reparar en unos grafitis de flores-corazón, que hay repartidas por todas partes, a veces solas y a veces acompañadas de un texto. Al principio las íbamos encontrando por casualidad y, poco a poco, nos dimos cuenta de que tenían que ser del mismo autor. Ultimamente, las buscamos deliberadamente en las pequeñas calles de Le Marais y nos ponemos nerviosos cuando encontramos alguna nueva. 

A lo tonto, esas flores rojas se han convertido en uno de los grandes alicientes de nuestros paseos diarios. Se han convertido en una actividad de ocio en si misma,  como si saliéramos a cazar "pokémon". Mis preferidas son las que aparecen solas, o jugando con un pomo de puerta, una ventana o un buzón. Las que aparecen con frases suelen ser más elaboradas pero a veces el texto es algo "cursi", tipo primer amor adolescente. 

Esta semana hemos buscado información en internet y hemos descubierto que el autor se hace llamar "In Love", y no se considera un artista urbano, tan solo alguien locamente enamorado que empezó hace 3 años a dibujar obras para su mujer amada. Acompaña los corazones de una pequeña "coma". Yo pensaba que era una pequeña "hojita" pero parece que en realidad sirve para indicar los latidos del corazón apasionado. 

El descubrimiento y la búsqueda de las flores-corazón será uno de los recuerdos duraderos agradables de este periodo de confinamiento. Tanto es así que yo creo que deberíamos hacernos con alguna obra de este artista antes de irnos de París. Eso suponiendo que haga obra en otro soporte que no sean muros y puertas, claro. 






domingo, 19 de abril de 2020

Las puertas de Le Marais

Nuestro barrio, Le Marais, está lleno de palacetes y mansiones. También está lleno de restaurantes, tiendas y museos, pero todos esos locales están ahora cerrados a cal y canto. Así las cosas, sin su hiperactividad habitual, el barrio despliega toda la belleza de sus edificios nobles. Con menos estímulos en el ambiente, y con mucho más tiempo para simplemente pasear en los alrededores de casa, vamos fijando  nuestra atención en los detalles de la arquitectura del barrio. Tenemos los llamados "hôtel particulier", por todas partes. Son mansiones urbanas, con patio y portalón de "carro". La riqueza de colores y ornamentación de esas puertas es un género artístico en si mismo. Nunca les habíamos prestado tanta atención como hasta ahora. 





jueves, 16 de abril de 2020

Las campanas de Notre Dame

Ayer fue el aniversario del incendio de Notre Dame. Afortunadamente, aquel día nos pilló en Madrid y, aún así, lo recuerdo de una manera muy traumática. Un año después, la explanada delante de la catedral permanece cerrada. El actual período de confinamiento ha hecho que no pudieran abrirla para el primer aniversario cómo tenían previsto. Lo que sí hicieron, de manera excepcional, fue tañer las campanas, y en particular "Emmanuel", la campana principal, la más antigua, de unos 400 años y la única que sobrevivió a la Revolución Francesa. 

Fue todo un "gran acontecimiento" y bajamos a verlo en directo, haciendo previamente, por supuesto, nuestra "attestation", el papelito que certifica que estamos autorizados a salir. Desde hace un par de semanas ese justificante se pude hacer online, de manera mucho más cómoda. Había un montón de periodistas y cámaras de televisión internacionales cubriendo el evento. También había mucho público y todos intentábamos mantener el metro de distancia social mínima, algo no tan fácil con tanta gente alrededor. 

El evento ocurrió a las 8 de la tarde, coincidiendo con la hora en la que se sale a los balcones en Francia para aplaudir a los sanitarios. Entre las campanadas y los aplausos, fue todo muy emotivo. Volvimos a casa disfrutando además de la puesta del sol sobre el Sena. Vamos, que fue todo un momentazo. 


lunes, 13 de abril de 2020

Explorando los límites

Ha sido una Semana Santa especial, de eso no cabe duda. Ahora que sabemos que podemos salir a pasear juntos nos hemos vuelto adictos y lo hacemos todos los días.  Equipados de nuestro mapa, vamos siempre hacia los límites del km permitido y así vamos confirmando a partir de que punto empieza la ciudad prohibida. 

Nuestro límite sur está en el río, como expliqué en la entrada anterior. El límite norte se sitúa ligeramente por debajo de los "Grandes Bulevares", en particular en el tramo dónde están las Puertas de Saint-Denis y Saint-Martin. No lejos está el Grand Rex dónde vimos a Madonna a finales de febrero (parece que fue hace una eternidad, por lo radicalmente que ha cambiado nuestra vida desde entonces). 

Hacia el Este la referencia del París permitido es la Plaza de la Bastilla. Y hacia el Oeste la Plaza de las Victorias, con su estatua ecuestre de Luis XIV, el Palais Royal y el arranque del edificio del Louvre. 

Con cada nuevo paseo, vamos perfilando el perímetro pero también agotando las rutas posibles. Bien es verdad que no paramos de descubrir nuevos edificios o nuevas plazas. Casi siempre, nos aventuramos un poco más de lo estrictamente permitido, pero tampoco mucho, por miedo a encontrarnos con algún control de policía.  

Macron ha anunciado hoy que las medidas de confinamiento en Francia se prolongan un mes más, hasta el 10 de mayo. Al menos no se endurecen, sólo se quedan como están. Eso significa que tenemos por delante otras 4 semanas para seguir moviéndonos dentro de ese círculo geográfico preciso que tenemos ya perfectamente cartografiado. Menos da una piedra. 






sábado, 11 de abril de 2020

Nuestra pequeña Rive Gauche

Dentro del kilómetro cuadrado en el que ahora se ha convertido París para nosotros, tenemos un trocito de Rive Gauche, la ribera izquierda del Sena. Es un fragmento bien agradable porque es el que rodea la Islas de la Cité y Saint-Louis. Dentro del segmento que tenemos formalmente permitido se encuentran la fuente de Saint-Michel, la iglesia de Saint-Severin y todas esas callejuelas del Barrio Latino que suelen estar atestadas de turistas. 

Inauguramos formalmente nuestra Semana Santa con un paseo por esa zona la tarde de jueves santo, cuando yo acabé mis teleconferencias y empecé las mini-vacaciones. Descubrimos algún pasaje nuevo justo después del Pont Neuf y alrededor de la Plaza de Saint-Michel. Fue una sensación extraña, y super agradable, poder pasear por esas calles casi desiertas. Yo las solía evitar por la incomodidad de la cantidad de gente y por los continuos reclamos a entrar en los restaurantes. Ahora está todo muy tranquilo. 

Poder pasear en una ciudad como París con poco tráfico y sin turistas es una delicia. Lo único que nos perturba es tener que estar pendientes del reloj porque el tiempo de paseo permitido es de una hora y sabe a poco. Es fácil quedarse cortos para la vuelta a casa. Acabamos siempre algo apresurados y estresados por si nos para la policía.







miércoles, 8 de abril de 2020

Barrio de Saint-Paul

Ahora que sabemos que podemos salir a pasear juntos, nos ha cambiado la perspectiva del confinamiento. Estamos dispuestos a sacarle buen partido al kilómetro de circunferencia alrededor de casa que tenemos permitido. Más allá se extiende la ciudad prohibida. 

En los últimos días, aprovechando el tiempo veraniego, hemos salido a explorar distintas zonas de "nuestro mundo". Una de ellas es el barrio de Saint-Paul. En realidad forma parte de Le Marais pero tiene unas características y límites geográficos propios. Se extiende por detrás de la iglesia y cúpula de la iglesia de Saint-Paul, entre la calle de Saint-Antoine (precursora de la rue de Rivoli) y el río. Esa zona tiene toda una serie de pasadizos y arquitecturas sugerentes, incluyendo el "Village", una manzana de patios comunicados llenos de pequeñas tiendas. 

El barrio alberga la Maison Européenne de la Photographie que curiosamente muestra estos días en el exterior una gran foto de lo que parece un hombre antes y después del confinamiento, con unos kilitos de más. Muy cerca está también el Hôtel de Sens, un palacete del siglo XVI, y su biblioteca Fornay, que visitamos hace unos años durante unas Jornadas del Patrimonio




domingo, 5 de abril de 2020

Fines de semana de (casi) encierro

Los últimos 3 fines de semana han sido de limpieza y orden generalizado en casa. Me ha venido super bien pararme un poco y tener tiempo para organizar los libros, redistribuir ropa, ordenar estanterías y abrir y etiquetar docenas de cajas en las que había olvidado el contenido. Por el camino he descubierto un montón de postales, láminas y obras de arte en general que teníamos por ahí desperdigadas, como esas láminas tan primaverales chinas, en tonos rojos y verdes.  

Aunque el proceso todavía no ha acabado, estoy muy satisfecho con los avances. Me queda lo más laborioso: leer y cribar documentos y revistas y decidir qué merece la pena guardar. Había descartado hacer toda esta labor de limpieza en París y creía que ocurriría en Madrid, tras la mudanza.  El parón de estas semanas ha cambiado las cosas (para bien). 

Después de la locura de viajes y actividades de los últimos meses, o más bien años, estas semanas de vida lenta me vienen de maravilla. En breve tendré unos días extras de vacaciones, los festivos de Semana Santa, y lejos de agobiarme, me encanta la idea de disponer de más tiempo para continuar con la limpia de papeles, leer un montón de libros que tengo pendientes, escribir o simplemente tomar el sol. Afortunadamente, nuestro sofá está ubicado estratégicamente y puede utilizarse en plan tumbona. Hay días que hasta me quito la camiseta y me pongo protector solar; algo que nunca había hecho. Es todo un lujo cotidiano en estos días tan soleados de primavera en París.