viernes, 27 de marzo de 2020

Segunda semana de la nueva vida

En Francia el confinamiento va prácticamente en paralelo al de España. Oficialmente hay tres días de diferencia pero sólo porque Francia "ensayó" los primeros días que la gente se quedará voluntariamente en casa. Y bueno, porque por el medio tenían aquellas elecciones locales que acabaron en fiasco porque hubo una abstención muy alta. 

Poco a poco, día a día, la nueva realidad se impone. En el frente laboral, esta semana volvió a ser muy intensa. El foco de las discusiones ahora es cómo reducir los costes laborales en todos los países porque la situación del negocio es dramática. Con una caída brutal de los ingresos, es difícil ver por cuanto tiempo se pueden mantener los costes fijos de toda la plantilla. Algunos países han comenzado a implantar reducciones de salarios y otros han comenzado a utilizar los planes especiales que muchos gobiernos están poniendo en marcha (tipo, quedarse en casa con x% del salario y con ciertos límites máximos). Todo muy duro. El impacto económico-laboral va a ser tan duro o más que el sanitario. 

En el apartado personal, no lo llevamos mal. Día a día. Salimos a la calle con nuestro papel manuscrito de autorización: dBt a hacer compra, y yo a correr un poco. Luego intentamos hacer juntos en casa alguna tabla de gimnasia con el ordenador. Nos gusta y nos sienta francamente bien. 

En mis salidas a correr intento no alejarme demasiado, porque todavía hace fresco y tampoco me apetece demasiado. Habitualmente me quedo en la zona de Les Halles o en Le Marais, o una combinación de ambos. La gente sin hogar, los "homeless" son ahora mucho más visibles y contribuyen a cierta sensación de fin del mundo. 

Es probable que a partir de ahora me empiece a alejar un poco más en mis correrías. En los últimos días, y después de muchas dudas, la autoridades han aclarado que se puede hacer ejercicio por un máximo de 1 hora y en un radio de 1 km. Es una mejora significativa respecto a otras indicaciones previas. Con esos tiempos y ese radio tengo una buena parte del centro de París a mi disposición, Sena y Notre Dame incluidos. 



sábado, 21 de marzo de 2020

Los primeros días de confinamiento en París

Esta semana de trabajo ha sido super dura. Todas las empresas están gravemente afectadas por la pandemia. La mía, en concreto, que se dedica al transporte público, ha visto una caída dramática del número de pasajeros en autobuses y trenes, cuando no el cierre completo de todos los servicios. He tenido teleconferencias sin parar y mucho nerviosismo y dramatismo por el impacto de todo esto en las plantillas. Lo peor es que apunta a que va para largo. 

En Francia, las medidas de confinamiento empezaron el martes al mediodía, así que llevamos 4 días. No es fácil. Es raro, y cuanto más días pasen más duro se hará. Cada vez que salimos a la calle, lo hacemos con nuestro impreso escrito de puño y letra, declarando nombre, domicilio y que salimos por un motivo autorizado. Yo he salido a diario a correr pero como alguna gente se aprovechaba demasiado de ese supuesto, han aclarado que sólo pueden ser actividades físicas en solitario, de un máximo de 20 minutos y no muy lejos del domicilio (a unos 500 metros como máximo). En todo caso, a mi esas pequeñas escapadas diarias me dan la vida. 

Desde hace días, nuestra calle apenas tiene tráfico y deja disfrutar de la perspectiva del Centre Pompidou y de las torres de Notre Dame y la cúpula del Panteón sin apenas tráfico. La reducción de la contaminación es una de las buenas noticias en medio de todo este desastre. 


martes, 17 de marzo de 2020

... y el paseo de la decisión

Frente al domingo electoral y soleado, el lunes amaneció sombrío y tristón en París. Durante todo el día se rumoreaba, y se debatía en tertulias televisivas, que el gobierno iba a tomar medidas más estrictas de "confinamiento" visto que el domingo casi todos nos lo habíamos tomado a cachondeo. 
Se anunció un mensaje importante de Macron a las 8 de la tarde y todo el mundo se puso en lo peor. 

En previsión de que nos recluyeran, y para poder reflexionar que hacer, dBt y yo salimos a darnos un "último paseo". Recorrimos Le Marais, la Place des Vosgues con sus soportales, la nueva plaza de la Bastilla, recién remodelada, el muelle del Arsenal, el río con el perfil del Panteón, la Torre de Santiago desde Rivoli... Todos esos lugares comunes que dejaran de serlo durante una buena temporada.

Durante el paseo tomamos la decisión de quedarnos en París, al menos por ahora. Es difícil decidir dónde te quieres quedar "confinado". Por un lado, nos duele no poder ver los avances de las últimas semanas en el piso de Madrid, ni estar más cerca de la familia y amigos en España. Por otro lado, no tiene mucha lógica trasladarse a Madrid, para estar recluidos en el piso de jap, mientras él está en Asturias, y dejar nuestra casa vacía en París. En fin, nos quedamos y ya veremos cómo van evolucionando los acontecimientos aquí y allá. 

Efectivamente, Macron anunció el "confinamiento", sin usar esa palabra, de todo el país durante al menos 2 semanas. Sólo se podrá salir a la calle provisto de un impreso declarando por que sales y sólo será posible bajo 4 supuestos autorizados. Afortunadamente, uno de ellos es hacer algo de ejercicio en el barrio. Parece, pues, que podré seguir saliendo a correr, como lo estoy haciendo estos últimos días. De ser así, será una auténtica bendición. 




lunes, 16 de marzo de 2020

El paseo de la despedida...

El domingo fue día de elecciones municipales en Francia. Era algo esquizofrénico porque al mismo tiempo se suponía, desde la noche anterior, cuando habían cerrado todo el comercio, que la gente no debería salir de casa, salvo para lo imprescindible. Yo salí a correr y dBt salió a hacer la compra y, al lado de casa, se cruzó con Anne Hidalgo, la actual alcaldesa socialista y de origen español. Se intercambiaron un "bonjour". 

Fue un día soleado de pre-primavera, magnífico, después de unos días anteriores muy grises y tristones. Quizás por eso, o quizás porque la gente entendió que si podía salir a votar podía hacer cualquier cosa, lo cierto es que, por la tarde, las plazas y calles estaban muy animadas. 

Nosotros también salimos a dar un largo paseo, con sabor de despedida. dBt insistía en que no se podía pero con un día tan bonito, y con tanta gente en la calle, quien podía resistirse. Salimos, pertrechados con gel hidro-alcohólico, y paseamos durante dos horas. Hasta tuvimos la temeridad de comprar un helado en un puesto en la calle (abierto ilegalmente, con toda seguridad), con la sensación de que nos íbamos a tener que despedir de esos pequeños placeres durante una buena temporada. París estaba radiante y hermosa, como siempre. 





domingo, 15 de marzo de 2020

Los últimos días (casi) normales en París

Estamos en París desde el miércoles. Volvimos de Londres en el Eurostar. La puesta de sol desde el tren coincidió sobre el río Oise (primera foto), que atraviesa una de las regiones que se han convertido en "zona cero" del COVID-19 en Francia. Aquí la mayor concentración de casos positivos se da en varias regiones periféricas y no en París.  

El mismo miércoles, a la vuelta de Londres, dBt aún se fue al teatro, a ver a su adorada Isabelle Huppert. El jueves yo quedé con una mujer en búsqueda de empleo que me contactó por LinkedIn. Nos vimos en un hotel de la Place des Vosges, sin besos, ni darnos las manos y guardando la distancias. Ya le dije que menudo momento para buscar empleo más malo. 

El viernes salimos a cenar con Christian et Honoré, unos amigos franceses con los que nos vemos de forma más o menos irregular. De nuevo, no hubo besos. En el restaurante nos ofrecieron distanciarnos de las mesas vecinas, por aquello del "distanciamiento social" y nos dieron abundante gel hidro-alcohólico en la mesa para frotarnos las manos. Sin saberlo, era la última vez que íbamos a poder ir a un restaurante. 

El sábado por la noche, mientras Ronke estaba en casa, cenando y viendo juntos "A Star is Born", nos enteramos del cierre de todos los comercios no esenciales (es decir, salvo establecimientos de alimentación y farmacias) durante, al menos, un mes. 

Por precaución yo no había vuelto al gimnasio y en su lugar salgo a correr a diario. Es probable que no pueda seguir haciéndolo durante muchos más días. 



miércoles, 11 de marzo de 2020

Aproximación a Heathrow

La mayor parte de las veces que voy a Londres lo hago desde París en tren. Sin embargo, esta semana llegué en (un) avión (casi vacío) desde Copenhague. Como había muchos asientos disponibles, me pude trasladar a una buena ventanilla. 

El acercamiento al aeropuerto de Heathrow deja a menudo vistas espectaculares sobre el centro de la ciudad. En esta ocasión, el avión giró literalmente encima del río y la City. Había bastante niebla y nubes así que la visibilidad no era perfecta. Aún así pude disfrutar bien de la ciudad, sus edificios más emblemáticos y sus parques. 

En cuanto al trabajo estos días, ciertamente hay mucha preocupación por el impacto del virus en mi empresa ya que la demanda de transporte público baja en picado, y suben los requerimientos de limpieza y desinfección de autobuses y trenes. Veremos dónde acaba todo esto a nivel económico pero pinta francamente mal. 

Por otro lado, en la oficina la gente no se da la mano e intenta mantener cierta distancia. Sospecho que el virus va a cambiar también muchos de nuestros hábitos sociales.


martes, 10 de marzo de 2020

Y después de Copenhague, el Apocalipsis

El lunes volé de Copenhague a Londres y mi vuelo iba prácticamente vacío. Fue una sensación extraña, la de ver un asiento ocupado cada 3 filas. El fin de semana ya había notado el incremento de la preocupación por el virus en Dinamarca. La autoridades sanitarias habían advertido ya de la prohibición de eventos con más de 1000 personas. Por su parte, en Francia el límite eran 5000.  Mientras tanto, Madrid vivía en la felicidad de las manifestaciones masivas del 8 de marzo: al menos 150 mil personas en la calle. Telita la que se avecina. 

Esta semana todo parece fuera de control, cual escenario de película distópica, dónde las muertes y contagios aumentan exponencialmente, pero sobre todo lo hace el histerismo social, el acopio de alimentos, y las miradas sospechosas ante cualquier estornudo o tos. Por mi parte, sigo lavándome las manos frecuentemente, como ya hacía antes. Lo único que me genera cierta inquietud son mis padres. 

En medio de reuniones de crisis en mi empresa, y de tanto escenario apocalíptico, me quedo con el recuerdo de la belleza de Copenhague estos últimos días. La posibilidad de cualquier viaje en Europa en las próximas semanas se presenta ahora mismo bastante incierta.







lunes, 9 de marzo de 2020

SMK, arte en femenino el 8 de Marzo

El domingo por la tarde me quedé solo en Copenhague. Ronke se volvió a París y dBt se fue a Londres. Yo me quedé porque tenía reuniones de trabajo el lunes. Aproveché la tarde libre para acercarme a un museo al que le tenía ganas, el SMK, la Galería Nacional de Dinamarca. 

El edificio es imponente (primera foto), al estilo Museo del Prado, y, curiosamente, su arquitecto fue el mismo que el de la Gliptoteca. El SMK está situado en una zona de parques y tiene al lado el Castillo de Rosenborg (segunda foto) que es otro de los edificios icónicos de la ciudad (su visita quedará para otra ocasión). 

La colección del museo me encantó. Me puse hasta nervioso. Está dividido en 4 secciones y cubre 700 años de historia del arte europeo y danés-nórdico. Hay obras fantásticas de pintores que me gustan mucho como Van Dongen, Matisse, o Léger (los tres primeros retratos de abajo). Sin embargo, por razones obvias de ignorancia, me llamaron más la atención muchas de las obras de autores daneses o nórdicos. Como muestra los dos últimos cuadros con figuras femeninas de un tal Vilhelm Lundstrom, un pintor modernista danés. 

La exposición temporal, sin embargo, dedicada a la pintora Anna Ancher, no me gustó demasiado. Por lo visto, es una artista muy afamada (de hecho, había mucha gente en la exposición) pero sus cuadros son principalmente de motivos rurales y a mi el campo no me acaba de motivar. 

Aunque durante la visita no era plenamente consciente, las obras que más me gustaron fueron en un 90% figuras femeninas. Toda una coincidencia en pleno 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer.







domingo, 8 de marzo de 2020

Gliptoteca Ny Carlsberg

Al lado del afamado parque de atracciones Tivoli, se encuentra la Gliptoteca, un museo que nos sorprendió positivamente. Se trata de una colección privada fundada por la familia Carlsberg, los de las cervezas. Toda una suerte que padre e hijo se dedicaran a coleccionar arte. Impresionante todo lo que reunieron: escultura griega, romana, antiguedades egipcias, pintura impresionista francesa... 

Nos gustó todo mucho aunque fue una visita algo apresurada. Llegamos con poco más de una hora antes de la hora de cierre. No lo planificamos bien; la visita surgió un poco sobre la marcha, porque Ronke tenía frío y pensamos que era buena idea refugiarse en algún lado. 

El edificio también es muy chulo, y aunque ha sufrido varias ampliaciones todas se han hecho con gusto. Las dos secciones "históricas" están comunicadas por un "Winter Garden", y hay también una ala mucho más reciente. Hay una exposición temporal dedicada al hijo, The Enigmatic Collector, que tenía una personalidad muy enfrentada a la del padre. Al menos estaban unidos por la pasión común por el arte y, afortunadamente, invirtieron muy bien el dinero de todas esas cervezas.