domingo, 15 de marzo de 2020

Los últimos días (casi) normales en París

Estamos en París desde el miércoles. Volvimos de Londres en el Eurostar. La puesta de sol desde el tren coincidió sobre el río Oise (primera foto), que atraviesa una de las regiones que se han convertido en "zona cero" del COVID-19 en Francia. Aquí la mayor concentración de casos positivos se da en varias regiones periféricas y no en París.  

El mismo miércoles, a la vuelta de Londres, dBt aún se fue al teatro, a ver a su adorada Isabelle Huppert. El jueves yo quedé con una mujer en búsqueda de empleo que me contactó por LinkedIn. Nos vimos en un hotel de la Place des Vosges, sin besos, ni darnos las manos y guardando la distancias. Ya le dije que menudo momento para buscar empleo más malo. 

El viernes salimos a cenar con Christian et Honoré, unos amigos franceses con los que nos vemos de forma más o menos irregular. De nuevo, no hubo besos. En el restaurante nos ofrecieron distanciarnos de las mesas vecinas, por aquello del "distanciamiento social" y nos dieron abundante gel hidro-alcohólico en la mesa para frotarnos las manos. Sin saberlo, era la última vez que íbamos a poder ir a un restaurante. 

El sábado por la noche, mientras Ronke estaba en casa, cenando y viendo juntos "A Star is Born", nos enteramos del cierre de todos los comercios no esenciales (es decir, salvo establecimientos de alimentación y farmacias) durante, al menos, un mes. 

Por precaución yo no había vuelto al gimnasio y en su lugar salgo a correr a diario. Es probable que no pueda seguir haciéndolo durante muchos más días.