martes, 28 de septiembre de 2021

La Cenerentola

Nuevo intento operístico y, como viene siendo habitual, de la mano de Alberto. Nos regaló dos entradas porque él se iba a París a ver otra ópera en la Garnier. La visibilidad no era muy buena así que la primera parte de la Cenerentola la escuchamos más que verla; aún así, me gustó bastante la música. Durante el intermedio "merendamos" en uno de los salones del Teatro Real adornado con cuadros de distintos reyes y un tapiz espléndido. Después del descanso, para la segunda parte, nos movimos a unas butacas más centradas y tuvimos una muy buena experiencia del final de la Cenicienta. 



domingo, 26 de septiembre de 2021

Paella con los vecinos

Parece que se nos dan bien los "vecinos del sexto". En París estaban en nuestro mismo rellano y ahora los tenemos encima porque vivimos en un quinto. El caso es que son una pareja muy maja, ella gallega y él de Madrid. Teníamos buena química desde el principio pero la nieve de Filomena nos unió algo más al tener que hacer trabajos de retirada de nieve conjuntos en la terraza comunitaria. Desde entonces, teníamos una paella pendiente y la cosa se fue demorando hasta ahora, más por nuestra desidia y complicada agenda, que por la de ellos. Finalmente, subimos este domingo: cocinamos en una terraza, la comunitaria que tenemos encima de nuestro salón, y la degustamos en la otra, la de su casa, que tenemos encima de nuestras habitaciones.  Fue una jornada bien agradable. Después de esto, nos tocará corresponder en algún momento con alguna velada en nuestra casa, que ellos todavía no han visitado. 


sábado, 25 de septiembre de 2021

Rigoberta Bandini en el Conde Duque

Ya me gustaba mucho desde aquella impactante actuación en el Thyssen de finales del año pasado que me descubrió David, pero ahora, después de verla/verles en directo, me declaro fan total de Rigoberta Bandini

Actuaron anoche en el patio de Conde Duque, un espacio fantástico para conciertos, y sonaron francamente bien. Claro que hay mucho de música enlatada, pero eso no quita valor a la calidad de las voces y de la actitud en el escenario. Sale con su uniforme de las monjas y con ganas de fiesta. Tanto ella como su acompañante lo dan todo, son divertidas, animadas y tienen un talento y calidad vocal innegable. También me gusta mucho el hecho de que vengan de Barcelona, tengan alguna canción en catalán, y representen tan bien esas identidades mixtas tan desacomplejadas que tanta falta hacen. Mi canción favorita sigue siendo In Spain we call it soledad, que me parece un super hit de letra y música, pero el concierto de ayer me sirvió para descubrir el repertorio completo de 8 temas y 3 versiones. Mucho talento y mucho presente y futuro. 




jueves, 23 de septiembre de 2021

El Capricho

El fin de semana pasado fue muy familiar. A mi visita a Vigo de viernes y sábado, se superpuso la de la hermana de David y su familia a Madrid el sábado y domingo. Vinieron en coche desde Zaragoza. El matrimonio se quedó en un hotel cercano y los sobrinos se quedaron con nosotros en casa. Yo apenas los vi el sábado porque llegué muy tarde de Vigo, pero el domingo hicimos comida familiar con unos parientes que tienen en la Alameda de Osuna, un barrio cerca del aeropuerto de Barajas. 

Al acabar la comida, David y yo nos acercamos al Parque de El Capricho. Yo había estado una vez, hace muchos años, y él no lo conocía, así que fue muy buen plan aprovechar que estábamos cerca. Es un jardín original de finales del XVII y principios del XIX, mandado construir por la Duquesa de Osuna. Actualmente están restaurando el antiguo Palacio para convertirlo en museo. Es un parque multi-espacio, en el sentido de que tiene zonas de jardín francés, con parterre, de jardín inglés, con pradera y grandes árboles, y hasta un laberinto, actualmente cerrado. Entre todos esos espacios se reparten fuentes, templetes, esculturas, pabellones, lagos... Tiene similitud con el Parque de Castrelos en Vigo, por la variedad de espacios y construcciones. Una monada todo, la verdad. 




lunes, 20 de septiembre de 2021

Templo Votivo del Mar en Panxón

El sábado llevé a mis padres y madrina de "excursión" a Panxón. A estas alturas, cualquier cosa que hagas con ellos les parece un planazo. La verdad es que el día resultó muy bien porque, a pesar de lo cerca que está de Vigo, todos llevaban muchos años sin subir a Monteferro o ir a la Playa de Patos. Con todo, la actividad turística más apreciada fue visitar el Templo Votivo del Mar, la iglesia de los años 30 del siglo pasado construida por el arquitecto Antonio Palacios

En el anterior viaje, en agosto, me había quedado con ganas de visitarlo bien. Pasamos por allí una de las noches que nos quedamos en el Pazo da Touza pero estaban en misa y no pudimos pasear por el interior. En esta ocasión, en cambio, lo disfrutamos para nosotros solos y pudimos contemplar todas esa decoración con azulejos de estilo modernista. Maravilloso. 

El día de excursión sirvió también para confirmarme que mi padre tiene un bajón considerable respecto a hace solo un mes. Lo veo más aislado a nivel cognitivo, menos hablador, con menos potencia de voz, y definitivamente también mucho más cansado. Parece mentira que hace solo un mes estuvieran tan dispuestos y bien de energía. Veremos cómo los encuentro en el viaje de octubre. A estas edades un mes puede ser una eternidad.




domingo, 19 de septiembre de 2021

Atardecer en Cabo Estai

Viaje relámpago a Vigo, de esos que me gustan últimamente, con primer vuelo el viernes y último el sábado. Vacié la agenda de reuniones del viernes y salvo un par de llamadas breves con mi jefa, pude disfrutar del día. Fue un día estructurado en 3 actos: sesión de peluquería-manicura-pedicura por la mañana, comida familiar en un restaurante para no sobrecargar a mi madre (el viernes siempre quedan con mi hermano Miguel y su familia a comer), y caminata con puesta de sol en Cabo Estai. 

Desde el aparatoso esguince de hace un par de años, no volvía a Cabo Estai. Es uno de mis sitios preferidos en Vigo, reúne un paisaje rocoso con vistas directas a las Cíes, con poca gente, algo de nudismo en verano y la posibilidad de paseos agrestes con el único sonido del mar. Esta vez recorrí la línea de costa desde el Faro hasta pequeñas calas que no conocía en Canido. Me saqué la camiseta un rato pero, aunque la temperatura era agradable, el aire que venía del mar era bastante frío. Me vino bien estar solo y tranquilo, y así me pasaron un par de horas. Aunque no tenía previsto quedarme tanto tiempo, decidí esperar por la puesta de sol. No defraudó. Esa caída del sol en el Atlántico con el perfil de las Cíes es un espectáculo que nunca cansa. 



viernes, 17 de septiembre de 2021

La luz de la oficina

Han sido 4 días y 4 noches de trabajo en Londres. Fueron días largos, de esos que dan para disfrutar tanto del amanecer como del atardecer en una oficina con vistas a los 4 puntos cardinales.  Me encantó volver, aunque el espacio está mucho más vacío y triste. Fue emocionante encontrarse con algunos compañeros y ver por primera vez en real a algunas nuevas incorporaciones. 

Me gustó también el reencuentro con las calles de Londres. Todo está más apagado. Creo que entre el Brexit y la pandemia a la ciudad le va a costar recuperar el pulso. En definitiva, a pesar de encontrarlo todo más tristón, me ha sentado muy bien este viaje. Ha sido muy buena idea.  Tanto que en un mes estaré de vuelta. 


domingo, 12 de septiembre de 2021

Plagas bíblicas

Esta (casi) primera quincena de septiembre ha sido dura, la verdad. El motivo principal ha sido un trabajo extenuante, físicamente, por las largas jornadas de trabajo, y emocionalmente, por las dificultades y tensiones en algunas de las reuniones. El proyecto en el me embarqué en mayo es un curso acelerado de política corporativa y manejo de intereses contrapuestos. Aunque no ceso de repetirme que tengo que poner distancia, lo cierto es que apenas lo logro. No me ayuda el hecho de llevar un año trabajando en remoto y de no haber cogido vacaciones, más allá de algún día suelto. 

Esta temporada me ha empezado a preocupar un poco la salud. Gracias a un tensiómetro de Juan, observo que el estrés laboral se traduce, a menudo, en tensión elevada. No creo que sea hipertenso (todavía) pero parece evidente que esta (larga) temporada laboral no me está haciendo ningún bien. A eso se ha sumado una caída en la escalera (por ir viendo el móvil!!) la semana pasada. Ha sido más humillante que grave pero me ha dejado un moratón impresionante en una cadera y un dolor ligero en un costado. 

En casa, hemos avanzado con el mobiliario. Ahora ya tenemos sofá-cama, algo importante porque estamos a punto de recibir visita familiar de Zaragoza, y mueble para la televisión, que nos permitirá poner un poco más de orden en el salón. Sin embargo, hemos tenido visitantes indeseables. Unas mini-hormigas han empezado a aparecer por el salón, circulando entre las ranuras de la tarima cual autopistas. Hemos desplegado todo un arsenal de medidas y parece que las tenemos controladas. Veremos. 

En fin, todo un septiembre de plagas bíblicas. Al menos esta semana me he venido a trabajar a la oficina a Londres. Llevaba un año y medio sin venir y creo que me sentará bien tener reuniones presenciales, verme con compis y hacer vida social con ellos por las noches. Espero que sea una semana de punto de inflexión hacia un septiembre mejor. 


miércoles, 1 de septiembre de 2021

Lunes en Liria

El lunes era festivo en el Reino Unido y decidí tomarme el día libre. Me resulta más cómodo ajustarme a los festivos británicos que a los españoles porque así me garantizo que no tendré ninguna reunión o llamada importante. En realidad, este lunes acabé trabajando algo, pero fueron "sólo" un par de horas. Aún así fue un día diferente que disfruté mucho. La actividad estrella fue visitar de nuevo el Palacio de Liria

David tenía el encargo de Alberto de comprar unos catálogos sobre una exposición de Eugenia de Montijo en la librería y sacó entradas gratuitas para poder entrar. Son unas entradas disponibles sólo los lunes y sólo en los dos primeros turnos de la mañana y quiso la fortuna que yo acabara cogiendo el día libre y pudiera acompañarle a la visita. 

Me encantó repetir el recorrido. Te acompaña un guía pero apenas explica nada, todo lo hace el audio-guía y la persona se limita a llevar al grupo a las distintas salas y señalar los cuadros correspondientes a medida que avanza la narración.  Supongo que en un futuro cercano todo eso lo hará un robot. La visita dura unos 65' y está muy bien porque te hace fijar la atención en las obras principales. Aún así se hace corta porque hay mucho que ver. Como no se pueden hacer fotos, cuesta fijar los recuerdos, así que tendremos que volver más veces.