sábado, 4 de mayo de 2019

Sorpresas y disgustos

Se han acabado los días en Vigo. Estoy ya en ruta hacia París, con 4 horas de escala en la T4. Las dos últimas tardes he disfrutado de unas puestas de sol espectaculares en Samil, al estilo auroras boreales. La primera fue acompañado de gin-tonics con M de Lux y G que estaban recién llegados a la ciudad. Nos pusimos al día de todo, y a última hora se acercó también Alberto así que fue un encuentro inesperado de viejas glorias. Me comentaron que en nuestro Instituto están organizando un grupo WhatsApp de la generación del 69 para organizar una cena-reencuentro con motivo de los 50 años. Yo tengo cero interés en esos ejercicios de nostalgia con gente que nunca me ha interesado y a la que no he vuelto a ver. 

El segundo atardecer, el de ayer, fue mucho más accidentado porque tuve, un poco antes, un esguince muy gordo con caída y "chasquido" en la zona de Cabo Estai. En lugar de irme a Urgencias me quedé igualmente viendo la puesta de sol pero creo que voy a tener recuperación para rato. Pinta todo muy feo, y sospecho que tendré que acabar en el médico. Por lo pronto, me vuelvo a casa en París con hinchazón y cojera.