martes, 27 de noviembre de 2012

Yue Minjun, arte chino en la Fundación Cartier

Por fin hemos ido a la Fundación Cartier. Era uno de nuestros temas pendientes en París y ahora que vivimos en Montparnasse la tenemos muy cerca.

Nos interesaba el edificio de Jean Nouvel, probablemente uno de nuestros arquitectos favoritos (sobre todo por el Iº del Mundo Arabe). Está bien: el edificio está detrás de una enorme pantalla de vidrio y rodeado por un jardín, con un concepto muy similar al del Museo Quai Branly aunque no tan espectacular. 

La exposición actual está fantástica: la primera exposición europea de Yue Minjun, un artista chino con un estilo muy de cómic, pero principalmente conocido por la risa de sus personajes. Todos salen con una gran sonrisa en la boca cualquiera que sea la situación. De algún modo ironiza y critica el arte propagandístico del "régimen", en el que los chinos tienen que salir siempre felices...


domingo, 25 de noviembre de 2012

Flamenco en París

Hemos ido a ver flamenco con una amiga francesa. A ella le encanta y a nosotros de entrada no nos llamaba mucho pero estábamos dispuestos a darle una oportunidad. Para dbt era su primera vez y para mi la segunda. Había visto a Sara Baras hace años y creo recordar que me aburrió bastante. 

En esta ocasión vimos el espectáculo De Flamencas de Marco Flores, estrenado en Córdoba hace un par de años. Son todo mujeres, cantaoras, bailaoras y guitarristas, y el propio autor, como único hombre, recorriendo distintos "palos" del flamenco. Nos ha encantado. A mi el cante es lo que me cansa más, pero el baile, el palmoteo y el taconeo me encanta. Una muestra de la puesta en escena y el planteamiento general en el vídeo de abajo: troloró, troloró, troloreiro...



domingo, 18 de noviembre de 2012

Otoño en Hyde Park

El reciente viaje a Africa ha estado estupendo en todos los sentidos, pero ahora me esperan unas semanas miserables. Tengo un retraso considerable con los trabajos del máster así que me ha tocado fin de semana encerrado en casa, poniéndome al día. Mi única escapada ha sido para darme un paseo por Hyde Park y disfrutar del otoño. Pensé que me lo perdería y que al volver del viaje ya no quedarían colores que disfrutar, pero no, he llegado a tiempo. Una preciosidad todo. 


jueves, 15 de noviembre de 2012

Museo del Apartheid

El último día en Sudáfrica, el martes, visité con mi jefa, el Apartheid Museum en Johannesburg. Básicamente teníamos todo el día disponible, entre el vuelo interior mañanero desde Richards Bay y la vuelta a Europa que siempre se hace en vuelos nocturnos. Nos pareció que la visita al museo era la actividad más adecuada para cerrar el viaje.  

De forma aleatoria, el ticket de entrada te asigna la condición de "blanco" o "no blanco" y te obliga a utilizar la puerta correspondiente para que te sumerjas en la experiencia de la segregación racial. El diseño del edificio y la estética interior es de tipo carcelario, para subrayar el aspecto opresivo del régimen y las condiciones de vida de la población "no-blanca" durante décadas. Pasamos horas haciendo el recorrido, leyendo los paneles y viendo los numerosos vídeos. Cuesta creer que el régimen pudiera sobrevivir tantos años, y todo sobre un transfondo de explotación económica. Emocionante ver el papel del levantamiento de los estudiantes de Soweto y el resto de "black townships" que hicieron el país ingobernable y forzaron la negociación que dio paso al régimen democrático actual. 


martes, 13 de noviembre de 2012

Richards Bay y Santa Lucia

La agenda de trabajo en Sudáfrica se ha desarrollado principalmente en Richards Bay, un importante puerto de la costa del Océano Indico, en la región de Kwazulu--Natal, el antiguo reino Zulu. Lo más interesante de la ciudad es el puerto deportivo, dónde hay una zona muy animada de restaurantes, y las playas que hay alrededor (dos primeras fotos). Por lo visto, es una ciudad con mucha inseguridad y no conviene aventurarse mucho más... 

Algo más al norte, a aproximadamente hora y media siguiendo la línea de costa, se encuentra el Parque Nacional de Santa Lucía, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y renombrado como iSimangaliso, supongo que por recuperar el nombre original Zulu y abandonar la forma "cristianizada". El parque es un destino turístico muy popular por la abundancia de hipopótamos y cocodrilos.



domingo, 11 de noviembre de 2012

Safari en Zululand

Fin de semana en el parque Hluhluwe-Umfolozi, en la región de Zululand en Sudáfrica. Es una de las zonas protegidas más antiguas del continente; la declararon reserva a finales del siglo XIX. Era un coto de caza real de los reyes Zulu.

El parque es una sucesión de colinas de verde intenso, a veces casi fosforito. Un color muy relajante y muy bonito. Miles de animales pululan por ese espacio, incluyendo los « Big 5 » : elefante, búfalo, rinoceronte, león y leopardo. Vimos bien los 3 primeros; también algún león pero con mala visibilidad. También vimos jirafas, impalas, nyalas, cebras, y un montón de aves. Hicimos los safaris al amanecer (5 de la mañana) y al atardecer (5 de la tarde). El mejor es el de la mañana. Del de la tarde sólo se aprovecha la mitad, antes de que oscurezca completamente. A partir de entonces, aunque el 4x4 lleva unos reflectores, la visión es muy limitada.

Era mi segunda visita a este parque. La anterior fue hace años, en 2003, durante unas vacaciones en Sudáfrica. En aquella ocasión fue una excursión de un día desde Durban. Ha sido agradable volver con más tiempo, y tener la posibilidad de dormir en el parque, en el Hilltop Camp, con unas vistas estupendas. Conste que lo de dormir es lo que menos me gusta de la experiencia safari africano: demasiados sonidos extraños de insectos y pájaros. Me cuesta relajarme con tantas amenazas en el ambiente, y la tensión de evitar las picaduras. 



jueves, 8 de noviembre de 2012

De mina en mina

He visitado mis primeras minas: una de Uranio, en Namibia, y otra de minerales diversos (Titanio y Zirconio, principalmente) en Sudáfrica. Ninguna de ellas subterránea. La primera es una de esas minas a cielo abierto, que consiste en un gigantesco cráter, casi inconcebible, de 400 metros de profundidad y varios kilómetros de diámetro. La segunda es una mina también exterior, que se prolonga casi 20 kilómetros porque extrae los minerales a partir de las arenas de las dunas, y después los transporta a unas instalaciones de tipo industrial: depósitos, tuberías, hornos... toda esa arquitectura que creíamos ya extinguida. 

Puede sonar extraño, pero a mi me ha parecido que tiene todo mucho encanto. Los paisajes son alucinantes. El de la mina en Namibia es como de otro planeta: rocoso, agreste, como las imágenes que podría transmitir una sonda espacial. El de Sudáfrica es literalmente de Parque Natural, aunque no se aprecie en las fotos de abajo (las dos últimas) ya que quería mostrar algo de maquinaria. También me ha gustado, para que negarlo, toda la parafernalia de la ropa de trabajo: en plan explorador, en tonos verdes, y con amarillos fosforitos. Una monada. 



miércoles, 7 de noviembre de 2012

El barrio negro de Swakopmund

He finalizado el tramo Namibio del viaje; los próximos días los pasaré en Sudáfrica. Me ha quedado un sabor de boca estupendo del país. Tanto la parte ocio como la parte laboral han sido muy enriquecedoras. Sin duda, Namibia es un país al que volver de vacaciones en algún momento: playas inmensas, dunas rojizas, paisaje agrestre, y… una gente muy amable.

El domingo hicimos una  excursión cultural. Hay una compañía en Swakopmund que organiza visitas guiadas a « Mondesa », el black township, es decir, lo que durante el apartheid era el gueto negro de la ciudad. Y es que Namibia estuvo bajo tutela de Sudáfrica tras la descolonización y por lo tanto funcionó como una provincia más, sujeta a las mismas leyes, y por lo tanto, a la misma segregación racial, hasta que logró la independencia en 1990, fecha bien reciente. Así, bajo la tutela de Sudáfrica, los negros vivían en un « township » y los « coloured » (todas las otras razas, principalmente mulatos y asiáticos) en otro. En el township negro también había una estricta demarcación por « tribus ». Con la idea de dividir a la comunidad negra, las distintas tribus tenían distintas condiciones de vida: en algunos casos una única habitación y no baño interior, en otros casos, 2 o 3 habitaciones y baño dentro de casa. Un sistema algo maquiavélico.

Durante la visita, nos encontramos con familias de 3 tribus distintas: herero, ovambo y damara. El primer encuentro fue con una mujer herero (reconocibles por sus sombreros en forma de bicornio; alusión a las vacas, que caracterizan la vida pastoril de la tribu). Su casa era super pequeña y humilde;  tuvimos una conversación agradable sobre las relaciones sociales en esa tribu. Después visitamos otro segmento del « township », el más pobre, sin electricidad ni agua en casa. Tuvimos lección de lenguaje de clicks : una lengua en la que hacer distintos chasquidos modifica el significado de la palabra. Finalmente estuvimos en la casa de la jefa de la tribu Damara, que es elegida por un consejo tribal y funciona como gran abuela que otorga consejos y resuelve disputas….  También tuvimos un muestrario de comida local, incluyendo una especie de gusanos que se sirven disecados y crujientes. Probé uno: sabor parecido a mascar un palo o algo con cereales. No es desagradable, el sabor no es fuerte. Probablemente si estuviera blando no me hubiera atrevido.

Me encantó la visita al township, te da otra perspectiva de las condiciones de vida de la gran mayoría de la población negra todavía hoy en día. Y te ayuda a considerar las diferencias entre las distintas tribus, algo que para ellos es muy importante, aunque nos resulte difícil de creer…



domingo, 4 de noviembre de 2012

El Desierto de Namibia

El Namib es el desierto más antiguo de la Tierra, ya existía en la época de los dinosaurios, y se extiende a lo largo de toda la costa del país. El sábado lo recorrimos en 4x4 en un tour de media jornada saliendo de Walvis Bay, la principal ciudad de la costa de Namibia, a unos 30 km de Swakopmund. En realidad el desierto está por todas partes, pero la excursión se adentra en la zona costera sin carreteras, hacia el sur, hasta llegar a Sandwich Harbour, a unos 55 km. Es la parte norte del Namib-Naukluft National Park. La zona es accesible en función de las mareas, porque literalmente las dunas acaban en el mar, dejando una pequeña franja cuando hay marea baja. El punto final del recorrido, dónde se hace un pequeño picnic, es una laguna, entre el mar y las dunas. Subir hasta la cima es agotador, y además la arena está muy caliente, pero la vista es fantástica: el océano de un lado, el mar de dunas del otro.

En su día me había gustado mucho la experiencia del desierto en Dubai, pero este es infinitamente más bonito. Para empezar, el color, con tonos rojizos, por la alta presencia de hierro, y después esa combinación mágica de dunas y océano atlántico. Por si fuera poco, animales. Vimos focas muy cerca de la orilla, gacelas, chacales y flamencos (el resto de aves ni las cuento porque no las conozco). Maravilloso todo. Sé, desde ya, que es un país al que tengo que volver de vacaciones. 






sábado, 3 de noviembre de 2012

Swakopmund

Pasaré los próximos días en esta ciudad de nombre imposible, Swakopmund, en el centro de la costa de Namibia. Las calles tienen edificios de colores y estilo colonial alemán. A un lado, inmensas playas y el océano atlántico; en los otros tres lados, las arenas del desierto de Namib. Todo forma parte del Dorob National Park que, junto a otros parques nacionales, cubre íntegramente la línea costera del país.  

El viernes por la noche tuvimos fiesta de empleados, en una enorme carpa-tienda. En realidad hacen 4 fiestas para poder cubrir los distintos turnos de trabajo: todos los viernes de noviembre. Cada una tiene un color asignado. En esta ocasión era el verde: cada asistente tiene que llevar algo de ese color. En mi caso era una camisa, pero había atuendos de lo más variopinto. Los más espectaculares los de esas mujeronas africanas con enormes trajes verdes y sombreros a juego. Lo confieso... es viaje de trabajo pero me siento de vacaciones. 



jueves, 1 de noviembre de 2012

Reuniones en Johannesburg

Estoy de periplo africano por trabajo. Primera parada en Johannesburgo, en un día algo maratón: llegada al aeropuerto, ducha en el hotel y reuniones en la oficina, situada en la zona de negocios de Sandton, hasta las 16:30. Han sido conversaciones distendidas en una oficina muy agradable, recién estrenada, con toques vanguardistas y africanos a partes iguales. Después paseo y cena en Nelson Mandela Square, un enorme centro comercial. Es de lo más afamado que tiene la ciudad aunque a mi me cuesta encontrarle el punto. Me recuerda un poco a la arquitectura franquista; tiene cierto aire totalitario. Lo mejor ha sido verla con el baobab luminoso navideño. 

Mañana vuelo a Namibia. Johannesburgo está condenada a ser siempre una ciudad de paso entre destinos más interesantes... Lo mismo me pasó hace años, cuando al final de un viaje por Sudáfrica, hicimos noche en la ciudad, antes de volar de vuelta a España. Siempre con prisas, siempre con sensación de inseguridad.