Opera de Sydney
Desde que hemos llegado a Sydney nos da la impresión de que no hacemos más que girar en torno a la Opera. Que si vistas desde los muelles de ferrys, que si vistas desde el jardín botánico, que si vistas desde el puente de la bahía... Queda bien desde todos los ángulos, y se ve desde un montón de puntos de la ciudad, porque está situada en una pequeña península.
La primera noche tomamos un mojito en las terrazas que hay al lado de la entrada. Son de autoservicio y tenían mucho ambientillo. También hemos hecho la visita guiada para ver el interior y conocer un poco más la historia del edificio. Básicamente hubo un concurso de arquitectura a finales de los 50 que ganó un danés por su diseño rupturista. Después vinieron los problemas de ejecución porque los dibujos del boceto no eran tan fáciles de llevar a la práctica y más en una época en la que no había ordenadores para los cálculos matemáticos. Tardaron 16 años en construirla y el presupuesto se fue por las nubes. Acabaron prescindiendo del arquitecto original y nombrando un panel de arquitectos australianos. A pesar de la polémica, el resultado final es una obra declarada Patrimonio de la Humanidad que nosotros estos días no nos cansamos de fotografiar.