Hamilton Island
Estas vacaciones playeras australianas tienen algo de parque temático. Nos da la sensación de estar eligiendo una atracción nueva cada día. De hecho tienes que reservar las actividades porque no hay nada que puedas hacer por tu cuenta o en transporte público. Así las cosas, para nuestro tercer día en las Islas Whitsunday escogimos hacer excursión con mañana en la Isla Hamilton y tarde en Whitehaven Beach.
La Isla Hamilton es la principal del archipiélago, la única que tiene aeropuerto y la más "desarrollada", con un gran puerto de yates y numerosas urbanizaciones, a cada cual más lujosa. Es propiedad de un millonario que la ha querido convertir en una de los principales destinos turísticos de Australia. Un autobús gratuito recorre la isla y tienes acceso gratuito al "resort", un complejo con piscinas (de esas con bar en el medio) y acceso a la playa. Estuvo bien para pasar unas horas y ver el ambientillo. Lo que más nos gustó fue el edificio del Club de Yates, de un arquitecto australiano. Toda una modernez de formas jugando con la idea de las velas al viento. Dicen que es la "Opera" del norte, por comparación con la de Sydney; un poco pretencioso.
La tarde la pasamos en otra isla, en la playa Whitehaven, la más famosa de todo este tramo de costa. Totalmente salvaje, sólo se puede acceder en barco o hidroavión. Vimos varios super-lagartos enormes, de esos que parecen dragones. La arena es casi sílice puro, con textura de harina y color blanco. Apenas se calienta con el sol así que resulta una playa muy cómoda. Las aguas son azul turquesa, como todas las de aquí, y la extensión de la playa es de 7 kilómetros. En definitiva, un paraíso total en el que nos podíamos haber quedado más horas. Al menos el viaje de vuelta en barco nos permitió disfrutar, para compensar, del atardecer más bonito de estos días.