domingo, 24 de enero de 2010

Recuerdos de trastero

Sensación de cuenta atrás. Quedan 5 semanas para irnos a París y por el medio varios fines de semana de visitas: el próximo estará en casa Mónica O, de New Jersey, y los dos siguientes, los primeros de febrero, andarán mis padres por aquí. Así las cosas, no quedan mucho tiempo libre para organizar el traslado, o lo que es lo mismo organizar el trastero.
-
Durante los próximos meses, la mayor parte de las cosas se quedará arriba, justo encima del apartamento actual en Madrid. Hemos pasado de un trastero de 60€ a otro de 90€ y con ese espacio nos tenemos que apañar para vaciar la casa. Este viernes pasado, en plan sorpresa, dbt movió todo de uno a otro (ultimamente usamos "dbt" en lugar de "dvt" para referirnos a "davidt" por una confusión ortográfica entre b y v en un email). Durante este fin de semana hemos aprovechado ese impulso inicial para empezar a organizar el nuevo trastero e ir subiendo más cosas.
-
He aprovechado para abrir cajas de libros que llevaban cerradas 4 años, desde que dejé de vivir con jap. Son centenares de volúmenes que he aprovechado, en algunos casos, para reordenar. Aunque vayan a seguir en cajas algún tiempo más, al menos me ha tranquilizado comprobar que estaban en buen estado, a pesar de las altas temperaturas del verano. Además me quedo con la sensación de tener más claro que hay en cada caja. He separado literatura española por un lado, europea, americana, galego-portuguesa, del mundo, fantástica, de viajes... Libros de arte, de política y filosofía, de química, de temática gay, de gestión empresarial... Ahora que apenas leo libros, me impresiona ver todo lo que alguna vez leí, y la amplitud de temas abarcados.
-
Este fin de semana también me reencontré con otros objetos y recuerdos. Algunas fotos, muy pocas, porque no me quería detener a ver los albumes, como las del piso de la calle Quevedo, o de la fauna de Sudáfrica. Un montón de cartas, que no sé si alguna vez leeré de nuevo, pero que son de gente muy querida. Varias felicitaciones navideñas de Alaska, de cuando yo era un fan adolescente y ella agradecía mis cartas "artísticas" (a saber qué le escribía y cómo lo decoraba). Diarios y cuadernos de viaje, bien cerraditos, que encierran pensamientos y recuerdos de los que ni yo soy consciente. Y un montón de cosas más, algunas que activan algún momento determinado en mi mente, y otras que simplemente no me decido a tirar por si encuentran algún día su uso o una nueva casa que decorar.