lunes, 31 de mayo de 2021

Galleria Doria Pamphilj

Repetir viaje a una ciudad es añadir una nueva capa de recuerdos. Vuelves a sitios conocidos pero también descubres cosas nuevas. Me encanta esa sensación y por eso nunca me aburro repitiendo destinos. En el caso de Roma, este es mi sexto viaje, o el tercero si sólo cuento los propiamente turísticos. El primero fue con mis padres y el segundo con jap. Los 3 últimos, en años consecutivos de 2010 a 2012, fueron profesionales, aunque en todos ellos arañé alguna visita turística.

Este último viaje a Roma ya lleva dos novedades, una es la exposición temporal de Manolo Valdés que comenté en la entrada anterior y que sospecho acabará viajando también a Madrid. La otra es el descubrimiento de la Galleria Doria Pamphilj, un palacete en plena Via Corso que presume de ser la pinacoteca privada más grande de Roma. En efecto, los cuadros se superponen en las paredes y hay un gran número de grandes nombres, como Brueghel, Tiziano o Rafael. 

Hay varios platos fuertes en la Galleria Doria Pamphilj. A nivel de espacio, tiene varios salones con gracia aunque mal iluminados y sobre todo una espectacular galería de espejos que acumula pinturas en paredes y techos y esculturas en mármol blanco. En sí misma, esa galería valdría una visita. El cuadro más afamado es un Velázquez: el retrato del Papa Inocencio X que era un miembro de la familia Pamphili. Hay también varios Caravaggios, entre ellos uno muy especial: Descanso durante la huída de Egipto, en el que aparece un ángel de espaldas con alas negras.