miércoles, 5 de mayo de 2021

Apoteosis del mármol en Venecia

Más allá de los canales y la arquitectura, Venecia apabulla por su patrimonio artístico. Todo es fastuoso, exagerado, recargado, excesivo. Las iglesias son una auténtica caja de sorpresas que nunca defrauda, ni por fuera ni por dentro. Entre las visiones más impactantes de la ciudad están sus mármoles, de todos los colores, tamaños y combinaciones de formas posibles. 

En mármol hay edificios imponentes, como la Basílica de San Giorgio (primera foto; su campanario es uno de los miradores que ya comenté), la impresionante Escuela Grande de San Marco (segunda foto) o la iglesia de San Zacarías (última foto) que alberga pinturas sin fin. 

En mármol hay también suelos maravillosos de los que dejo algunas muestras abajo. De hecho, en el interior de los edificios cuesta centrar la atención, porque no sabes hacia dónde mirar. Esos suelos de mármol han sido algunas de las imágenes más potentes que me dejó de la ciudad. 

Y finalmente, de mármol es la Catedral de San Marcos, un delirio absoluto, con su arquitectura bizantina, sus cúpulas, sus mosaicos y sus infinitas tonalidades en función de la luz exterior. Todavía no sé si me gusta más por fuera o por dentro. O si es mi catedral preferida en el mundo. Venecia me produce cierto agotamiento mental, atiborra los sentidos con tantos estímulos visuales.