domingo, 13 de septiembre de 2020

La Torre de Santiago en París

Es uno de mis edificios favoritos de París, por estética, por ubicación y por simbolismo. La Tour Saint-Jacques es el último vestigio de una antigua iglesia que vendieron piedra a piedra tras la Revolución Francesa. La torre sobrevivió porque estaba protegida y acabó sirviendo de fundación de balas de plomo y de estación metereológica. De un uso al otro, hasta que el barón Hausmann abrió los grandes ejes de París y se dio cuenta de que la Torre quedaba justo en la confluencia del eje este-oeste de la rue de Rivoli y el norte-sur del Boulevard Sebastopol. Así, la torre acabó estando en el cruce preciso y decidieron recuperarla y embellecerla. 

Más poético todavía es el hecho de que en la Edad Media la Torre y la Iglesia suponían el punto de partida de los peregrinos franceses a Santiago de Compostela. Una placa conmemorativa en la base lo recuerda y además en una de las esquinas de la terraza hay una escultura del Apostol Santiago. 

Ya habíamos subido a la torre hace 5 años y ahora volvimos a hacerlo, acompañados de Ronke, como parte del program de despedida de París. Las vistas en 360º son fantásticas. Es un pequeño secreto que los turistas no conocen porque sólo se puede acceder a la torre, entre Junio y Noviembre, y como parte de unas visitas guiadas organizadas por la asociación Des Mots et des Arts