viernes, 23 de octubre de 2020

Buscando a Emily en París

En los últimos días nos hemos tragado la primera temporada de una nueva serie de Netflix: Emily in Paris. La estrenaron este mes y por lo visto ya tienen en marcha, o incluso grabadas, las temporadas 2 y 3. Es una comedia tonta, sobre una chica americana que viene a París a trabajar en una agencia de marketing y se encuentra con los típicos choques culturales tanto en su vida profesional como diaria. Alguno de los capítulos iniciales tiene su gracia, por reflejar con humor escenas cotidianas con los franceses, pero no es una serie de gran calidad. Nada que ver con el humor inteligente de Rita, la serie danesa sobre una profesora que fue mi gran descubrimiento de este verano: vi las 3 primeras temporadas durante las varias estancias de dBt en España.  

Si algo hay que reconocerle a "Emily in Paris" es que refleja a la perfección la belleza de la ciudad. Parece un publi-reportaje de la oficina de turismo: tomas aéreas, atardeceres, terrazas, calles a un lado y otro del Sena... todo luminoso y en primavera, la mejor estación en la ciudad. Nada que ver con los días grises, lluviosos y cubiertos del otoño o el invierno. 

Decidimos ver la serie ahora, en lugar de esperar unas semanas o meses, para evitar un ataque de nostalgia a posteriori, cuando ya estemos viviendo en Madrid. Y ha sido buena idea porque aunque reconocemos en general la gran mayoría de las localizaciones de la serie, alguna se nos escapaba. Por ejemplo, yo no conocía la plaza en la que vive Emily, al lado del Panteón y dBt me llevó esta semana a descubrirla. Es muy cuca, triangular, con su fuente en el medio. Alrededor hay varios locales comerciales que también salen en la serie y... una librería portuguesa-brasileira!, así que es una plaza que bien vale una visita. 

Muy cerca de esa zona está la calle peatonal Mouffetard que es una de nuestras preferidas en París. Aprovechamos para darnos un último paseo por allí con la luz del atardecer. Por aquellas cosas del azar, todo ese barrio, y los alrededores del Panteón, tenía restricciones de tráfico y policía por todas partes. Celebraban a esa hora el funeral de Estado, con presencia de Macron, por la muerte del profesor decapitado hace unos días en un instituto tras haber mostrado las viñetas de Mahoma en una clase sobre la libertad de expresión. Emocionante y desolador.