domingo, 18 de agosto de 2019

Iglesia de San Sava

En el viaje de trabajo a Belgrado de la semana pasada visité la Iglesia o Templo de San Sava. Fue una visita cómoda porque estaba al lado de mi hotel y le tenía ganas desde viajes anteriores porque la estructura es visible desde muchos puntos de la ciudad a modo de Santa Sofía ortodoxa. 

Aunque por lo visto la religión ortodoxa no tienen catedrales, esta iglesia prácticamente lo es por importancia y dimensión. Está dedicada al fundador de la iglesia ortodoxa serbia, San Sava, y aún no está finalizada. Comenzaron las obras en los años 30 del siglo XX y ahí siguen. De hecho, no pude visitar el interior de la nave principal, con la cúpula, porque estaba cerrada por obras. Me tuve que contentar con la visita a la cripta. Me quedé impresionado con la apoteosis de dorados: todos los techos y paredes están cubiertos de pinturas e imágenes de santos y ángeles. 

Tengo ignorancia total respecto a la religión ortodoxa y tal vez por eso me quedé sorprendido por toda esa iconografía hiper-abundante. En una pequeña iglesia, aledaña a la de San Sava, me quedé un buen rato observando a los fieles. Siguen un complejo ritual de persignarse varias veces seguidas al entrar y después recorrer las distintas imágenes y cuadros e ir besando a los santos. Todo un misterio para mi, y fascinante ver la cantidad de creyentes que quedan en las distintas partes del mundo, cada uno firmemente convencidos de su dios y de toda la parafernalia creada alrededor de él (o ella).