sábado, 29 de agosto de 2015

10/ La península de Vatnsnes

Estuvimos 3 días por el norte de Islandia: los dos primeros llovió de manera intensa, y el tercero paró de llover pero se levantó un viento huracanado. Las temperaturas bajaron para situarse entre los 4ºC y los 8ºC; francamente inhóspito. Habíamos pensado hacer rafting, montar a caballo, o salir en un barco a ver focas desde Hvammstangi, la ciudad en la que hacíamos noche en nuestra ruta hacia el oeste. Descartamos todos esos planes porque no había quien aguantara fuera del coche. En su lugar, hicimos una excursión alrededor de la península de Vatnsnes, por carreteras secundarias, de esas de grava y baches. 

Tuvimos realmente sensación de estar en el salvaje Norte: casi despoblado, con el mar agitado, caballos al galope…  El punto más fotogénico de esa costa es una extraña forma de basalto en el mar, una especie de doble arco, llamado Hvitserkur

Para recuperarnos de tanta naturaleza extrema, y del frío, cenamos, con una mantita sobre las piernas, en el restaurante del Seal Center de Hvammstangi: muy mono y con todo muy sabroso. Desde entonces, vamos buscando mantitas de esas para llevarnos de vuelta para este invierno en París.