El Principito

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El texto de la obra, por razones obvias, me resultaba muy familiar. Recordaba las "escenas" y los principales diálogos, todos subrayados en mi libro original: "Si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro", "Eres responsable para siempre de lo que has domesticado", "Lo esencial es invisible a los ojos". También los personajes: la rosa, el farolero, el cuenta-estrellas, el zorro, los baobabs y el cordero. Y sin embargo apenas sentí nada durante la representación. Sólo el final me emocionó un poco, ese pensar que "nada en el universo sigue siendo igual si en alguna parte no se sabe dónde, un cordero que no conocemos ha comido, sí o no, a una rosa...". De algún modo, la obra reflejaba los hechos que yo tenía en mi cabeza pero sin emociones. Y ahora, al coger el libro en mis manos después de tantos años y ojearlo, me doy cuenta de que el texto sigue siendo mucho más poderoso. Y que es probable que si lo leo me vuelva a emocionar.
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"... me sentí helado por la sensación de lo irreparable. Y comprendí que no soportaría la idea de no oír nunca más su risa. Era para mi, como una fuente en el desierto".