domingo, 14 de noviembre de 2021

Daniel Buren en Casablanca

No quiero ser duro con Casablanca porque ya he dicho que la mezquita bien vale una visita a la ciudad, pero lo cierto es que no me parece un destino particularmente atractivo. Es una ciudad grande, fea, sucia y desprovista de grandes puntos de interés. 

Intentamos aprovechar bien el día que pasamos en la ciudad y cubrir la mayor parte de los supuestos puntos de interés, pero ninguno logró emocionarnos. Por ejemplo, las Twin Towers, no dejan de ser dos edificios gemelos monos pero nada particularmente especial. El Sky Bar de la planta 28 tiene, sin duda, buenas vistas a toda la ciudad, pero eso no convierte a la ciudad en más bonita. En cuanto a la medina, pues nada de especial. Es pequeña y un zoco marroquí más, con las mismas cosas y los mismos perfiles de gente. Por último, sí, la plaza Mohammed V, diseñada por un arquitecto francés a comienzos del siglo XX, es bonita y tiene edificios de interés. 

Es justo reconocer que lo que tenía potencial de interesarnos más en Casablanca, la Ville des Arts, un centro de arte contemporáneo, estaba cerrado. Quizás para compensar, tuvimos la gran suerte de tropezarnos con una obra del artista francés Daniel Buren, en el Parque de la Liga Arabe, al lado de la Catedral del Sagrado Corazón. Es uno de esos artista contemporáneos bastante reconocible por sus colorines, como los del Centre Pompidou de Málaga.  En esta ocasión, su obra consiste en la instalación de unos arcos perpendiculares a otros ya pre-existentes en piedra. El juego de perspectivas y colores nos encantó y nos compensó de otras decepciones en Casablanca.