miércoles, 1 de julio de 2020

De hotel en Vigo

Por primera vez, me he quedado en un hotel en Vigo. Sospecho que no será la última. Todo surgió por aquello de minimizar el riesgo para mis padres, y estar todos más tranquilos. En ese "todos" los incluyo a ellos, pero también a nosotros, a jap y a mi, que le dábamos vueltas a si era buena idea convivir dos días con ellos en su casa. Al final resultó perfecto ir de hotel porque, coronavirus aparte, ellos ya no están para muchos trotes y para tener a gente en casa, y a nosotros nos dio un respiro tener cierta intimidad y tranquilidad. 

Nos quedamos en el Zenit Vigo, un hotel muy funcional pero super correcto. Buen precio, excelente ubicación y terraza en la 10ª planta con vistas a la ría. Repetible. Bueno, en realidad, jap ya repetía porque se alojó ahí, con Charo, cuando vinieron al multicumpleaños

Los dos días que pasamos en Vigo fueron intensos, porque mis padres lo son. Mi madre sigue hablando sin parar y mi padre tiene claros problemas de memoria: repite historias, mezcla fechas y a veces su discurso resulta poco coherente. Ese deterioro cognitivo evidente ha sido la cara más amarga del viaje. El no paraba de asegurarme por teléfono que estaba igual que antes del confinamiento pero me temo que no. No los veía desde enero y veo una clara evolución negativa.  

Durante el viaje también nos vimos con mi madrina, que ha sufrido bastante el aislamiento del confinamiento, y con mi Hermano A y mi cuñada A, que lleva meses con serios problemas de salud. No es nada agradable observar toda esa proliferación de cuadros clínicos alrededor.  Con todo, fue super agradable verlos a todos, y abrazarlos. A pesar de los supuestos riesgos, creo que la terapia de los abrazos sigue siendo un básico de las relaciones humanas. 

Además de pasear por sitios bien conocidos, como el Parque de Castrelos o la Playa de América, descubrí un sitio nuevo en Vigo que me dejó gratamente sorprendido: El Castillo de San Sebastián, al lado del Ayuntamiento. Sabía que existía pero no nunca había subido a esas murallas. Pensé que no tenían acceso. Las vistas desde allí son preciosas, y es un lugar magnífico para observar la puesta de sol sobre la ría.