domingo, 1 de diciembre de 2019

Las luces de Vigo

Como ya se veía venir hace un par de años, el afamado alcalde de Vigo sigue en su empeño de convertir la Navidad en el escaparate turístico de la ciudad a través de inversiones cada vez más cuantiosas y vistosas en lucerío. Y la verdad es que le está saliendo bien. Nadie cuestiona el tirón de público que el alumbrado navideño genera y la reactivación de la hostelería o el comercio, al menos en el centro. Otra cosa es el impacto de todo esto en el Clima, justo cuando en esta semana que entra se celebra la Cumbre Mundial en Madrid. 

Este fin de semana visité a mis padres en Vigo. Fue una oportunidad para ver el dispendio lumínico, aunque en pequeñas dosis porque había mucha gente. En cualquier caso la ciudad está muy cuidada y y eso se agradece (y se recompensa con amplias mayorías absolutas). 

Aproveché bien los 3 días. Di buenos paseos con mis padres por Samil y por el Casco Vello. Pude ver a mi sobrina E, que  cursa actualmente un máster en Gestión del Patrimonio que la llevará a Sevilla a partir de enero. Y lo más inusual, tuve una cena a solas con mi madrina, porque mis padres tenían la cena navideña con gente del sindicato, y me sirvió para bucear en su infancia y tomar algunas notas para ese proyecto de novela familiar que tengo abandonado desde hace años, pero para el que ya acumulo 8 páginas de apuntes.