sábado, 18 de julio de 2020

Reencuentro con la Dama y el Unicornio

Han tenido que transcurrir 10 años para volver al Museo Cluny. No me lo explico porque me encantó en su momento. Tuve varias veces la intención de volver pero supongo que la vida se enreda y el Louvre y el Pompidou, junto a las exposiciones temporales, fueron grandes competidores por la atención. 

El museo lleva en obras bastante tiempo y en septiembre lo van a cerrar totalmente, durante casi un año, para completar la reforma. El único espacio expositivo que han dejado abierto son las antiguas Termas romanas (imponente arquitectura) y un recorrido reducido por las obras más representativas del museo, lo que tiene la ventaja de ayudarte a centrarte en lo esencial. Hay tapicería, cuadros,  orfebrería y objetos cotidianos, pero, claro, el gran atractivo son los tapices de la Dama y el Unicornio. Son maravillosos y en esta visita los pude admirar mucho mejor, porque han mejorado la iluminación y porque hay menos gente. Hasta tuve la suerte de quedarme solo en la sala durante unos segundos; algo que antes de esta etapa post-covid hubiera sido impensable. 

Es muy fascinante toda esa historia de los tapices, olvidados y deteriorados durante siglos. Cada uno de ellos está dedicado a un sentido (vista, oído, olfato...) salvo el principal, el más grande, titulado "A mon seul désir" en el que la dama se encuentra delante de una tienda. No se sabe si está cogiendo o depositando un collar en el cofre (el mismo que lleva en todos los otros tapices).  Por lo tanto no se sabe si es el primero de la serie o el último: si la dama sale para ponerse el collar para disfrutar de sus 5 sentidos, o si ya lo ha hecho y se lo quita para recogerse. Principio y fin, puro simbolismo medieval.