miércoles, 27 de febrero de 2008

Cena Lírica

Estoy de vuelta en España desde el domingo. Directo a Barcelona. Tarde de paseo en moto para ver los nuevos desarrollos urbanísticos en el final de la Gran Vía, entre Barcelona y L'Hospitalet. Muy interesantes los bloques de colores con distintas orientaciones que componen la Ciudad de la Justicia, del arquitecto británico David Chipperfield. Hay edificios ya acabados y otros que están a puntito.
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El lunes me quedé teletrabajando desde Barcelona (es lo bueno que tienen los puestos modernos) y aproveché para conocer a la fundadora de una ONG destinada a promover la gestión de la diversidad entre administraciones y empresas. Me quedé impactado al verla: una señora como de 70 años, ya retirada, y que hace 10 decidió fundar esta organización para ocuparse de algo cuando dejara el trepidante mundo corporativo de la venta directa (en concreto en Stanhome). Una joyita auténtica; llena de energía y de sabiduría. El mejor discurso sobre la diversidad que he encontrado en España.
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Y el martes de Barcelona a Madrid. Con tantos vuelos últimamente, me equivoqué y compré el billete cruzado (de Madrid a Barcelona, 50 euros tirados). Tuve que usar un Puente Aereo de los de puntos de Iberia Plus. Que todos los males sean esos. Tuve un día de trabajo y mucha socialización en la oficina, después de prácticamente dos semanas fuera. Ya por la noche, cena en la Capilla de la Bolsa, con los padres de Entropi@ y con Juan. Hablaron todos sin parar; yo apenas meto baza en estos encuentros. Tocaba cena lírica, lo que significa que andan por ahí danzando una soprano, una mezzo y un tenor. Pero lo hacen muy bien y no resulta nada pesado. Cantan una cancioncita (tipo "A la sombra de una sombrilla, los ideales..." o "La donna e mobile") y se van a descansar dejando al violinista o pianista. El gran momento "tierra trágame" de la noche fue cuando al final se acercaron a cantar el "Cumpleaños Feliz". Pasé el apuro de mi vida, noté todos los colores en la cara y todas las mesas pendientes. Sí, claro, lo recordaré toda mi vida, eso es cierto. También tuve regalitos (frutos del consejo del sobri Entrópico, al que saben más en conexión con mi vida actualmente). Estuvo bien; acabamos todos medio piripis.