viernes, 30 de septiembre de 2022

Casa Portuguesa

Mi última tarde en Lisboa, como despedida, tuve una sesión doble de cultura portuguesa contemporánea. A primera hora de la tarde, fui al Cinema Ideal de Chiado para ver Fogo-Fátuo, una película recién estrenada, de temática gay, que se desarrolla entre bomberos en 2067. Prometía mucho, pero no me gustó absolutamente nada. No salí de la sala de milagro. 

Por la noche tuve más suerte. Fui a ver "Casa Portuguesa", una obra de teatro. Como no soy muy aficionado al género, me temía lo peor, pero me animé pensando que sólo por ver el Teatro Nacional D. Maria II por dentro, merecería la pena. 

La obra me encantó. Tanto, que la hubiera visto una segunda vez de haber tenido la oportunidad. Dos de los cinco actores que salen a escena son "Fado Bicha", el grupo de fado queer que es una absoluta delicia. Tocan, cantan y actúan en directo, y lo hacen muy bien. Los otros 3 actores también están fantásticos. Los diálogos son graciosos y profundos a partes iguales, cuestionando el heteropatriarcado pero también riéndose de las luchas culturales entre las múltiples identidades. 

La obra desmonta la idea de "Uma casa portuguesa", la canción de los años 40 del siglo pasado, que Amalia Rodrigues hizo famosa en el mundo entero, y glorificaba la sencillez y la pobreza. Muestra la evolución de la masculinidad, el auge del feminismo y la aparición de las identidades queer en las últimas décadas. Maravillosa y repetible, aunque ya no la pueda repetir porque mi verano portugués llega a su fin.