martes, 21 de agosto de 2018

Bragança

Nos encontramos Bragança llena de banderolas de colores porque justo acababan de celebrar su Fiesta de la Historia (otra!). Fue una visita memorable porque recorrimos todo el centro histórico, desde la catedral hasta el castillo, con la silla eléctrica de Ana. Fue toda una proeza física superar esos pavimentos de adoquines en mal estado y esas cuestas tan empinadas, pero al mismo tiempo fue la mejor forma de visitar la ciudad porque con el coche no habríamos experimentado la ciudad de la misma manera. 

Con todo, el gran acierto de la visita a Bragança fue alojarnos en la Pousada. Es un edificio de reciente construcción y está edificado de tal forma que todas las habitaciones y espacios comunes miran al recinto amurallado y castillo. El restaurante, además de vistas, tiene una calidad excelente: es uno de esos gastronómicos dónde todo está cuidado al detalle y a un precio asequible. Y completando el paquete, hay una piscina redonda bastante grande de la que pude disfrutar yo solito el domingo por la mañana, antes del desayuno.  Vamos que esa Pousada bien merece la excursión en si misma.