viernes, 31 de agosto de 2018

Alta y baja cultura en Manhattan

Ya de vuelta en París, y de vuelta al trabajo (desde casa), cierro la crónica neoyorkina, con una referencia al Museo Metropolitan y a los drag-shows. 

En cuanto al MET, ya no recordaba lo enorme y agotador que es porque pasaron muchos años desde la primera visita. Tiene mucho, de todo, y muy bueno. No recordaba, por ejemplo, que tiene desde arte bizantino, o mesopotámico, a una sala con varios Grecos, o arte contemporáneo. De hecho, ni siquiera recordaba que hay una terraza estupenda con vistas al Central Park y al skyline de la ciudad. Con todo, la sorpresa más agradable de esta visita fue una exposición temporal llamada "Heavenly Bodies" (Cuerpos Celestiales) alrededor de las relaciones e inspiraciones de la moda con el imaginario católico. Varias de las salas, y en particular la de arte medieval europeo, estaban ocupadas por vestidos de alta costura inspirados en figuras religiosas (angeles, monjas, vírgenes, cardenales...) y ambientadas con música hipnótica de Michael Nyman (Time Lapse). Había mucha gente pero nos costó movernos de aquel espacio; a mi me daban ganas de desfilar con la música. 

El contrapunto a la sobredosis de cultura de todos los tiempos en el MET, fueron nuestro par de noches en el Therapy, un bar con shows de drag-queens en el barrio de Hell's Kitchen. Cada noche tienen un espectáculo diferente; en una ocasión vimos un trío y en otro, una solista. Buenas actuaciones, la verdad, mezclando "vocalizaciones" de canciones e interacciones con el público (aunque parte de las bromas en inglés no las pillamos, claro).