Selva tropical en Australia
La costa al norte de Cairns, en el estado de Queensland, es muy mona pero un poco chunga. Por todos lados hay carteles de cuidado con los cocodrilos y con las medusas. Por lo visto algunas de ellas son realmente peligrosas, pudiendo provocar hasta la muerte. Resumiendo, no puedes bañarte fuera de lo que es la zona segura: una especie de piscina en el mar rodeada por una red de seguridad. Me animé a bañarme en la playa de Port Douglas el domingo a las 8 de la mañana pero no sin cierta tensión por si alguna medusa lograba colarse en la red.
La alternativa a tantas limitaciones playeras es adentrarse en la selva, en la Garganta de Mossman en el Parque Nacional Daintree que tiene la friolera de 100 millones de años. Pura lujuria vegetal. Los helechos, las enredaderas y todo tipo de árboles se enmarañan por todos lados. Hay tal variedad que da la impresión de que no se repite nada, que todos los árboles son distintos. Los más espectaculares son las higueras estranguladoras que germinan en la copa de los árboles y desde allí hacen crecer sus raíces hacia el suelo estrangulando lentamente al árbol huésped. Terrorífico.
En realidad, todo en la selva es un poco angustioso. Para empezar el ambiente de calor húmedo sofocante. Después los sonidos constantes de los insectos y pájaros. La amenaza constante de que te pique algo… Por no hablar de los miles de murciélagos que vimos con la puesta del sol la noche del sábado. Todo muy fascinante como experiencia, pero así, en plan pequeña dosis y con vuelta rápida a la civilización.