Las dos caras de Hong Kong
Esta es una ciudad dura, de eso no cabe duda. Calles estrechas, edificios altos, tráfico y obras. Dedicamos el primer día a familiarizarnos con el espacio, caminando mucho y fotografiándolo todo como si estuviéramos en otro planeta.
Nuestro apartamento está en Sheung Wan, el barrio oeste de la Isla de Hong Kong, una zona con mucho saborcillo chino. Por todos lados hay tiendas pequeñitas llenas de unos productos que no conocemos, carteles luminosos que invaden media calle y mega-edificios de apartamentos. A unos 10 minutos andando está el sector Central de la Isla, y más allá, en el este, Wan Chai. Todos estos barrios se sitúan en una franja urbana relativamente estrecha, dejando detrás montañas altas cubiertas por vegetación tropical. Una autopista atraviesa la ciudad y conecta todos los barrios. Para cruzarla y también esquivar el tráfico de otras calles, hay por todos lados un pasillo elevado con pasarelas, que a menudo conectan con centros comerciales, creando cierta sensación de ciencia ficción. En frente de la isla, en tierra firme, hay más ciudad, conectada por ferrys y por un par de túneles para el tráfico y el metro.