Expo Zaragoza: gastronomía y espectáculos
Cierro la trilogía de entradas sobre la Expo con unos apuntes sobre la comida y las actuaciones de carácter permanente.
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En cuanto a la comida, el primer día pagamos 45 euros por un menú en el restaurante de Uruguay. No estuvo mal pero en condiciones normales 30 euros hubiera sido más que suficiente. No es que hiciéramos el primo sino que los precios en general de los menús de los restaurantes rondan ese dinero; así que caro, muy caro. La otra alternativa es comer de bocata en alguno de los múltiples kioskos que hay por todos lados, o mejor aún, ir a los chiringuitos de los pabellones de las Comunidades Autónomas, que es lo que hicimos el segundo día de visita. Son puestos pequeñitos pero la comida es buena, variada y a buen precio. Eso sí... hay que ir antes de la una y media para no morir en la cola.
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De los espectáculos permanentes nos quedamos con el Hombre Vertiente. Una hora de cola no te la evita nadie pero merece la pena. Hay 3 pases diarios. El espectáculo del Iceberg, en el Ebro, todos los días a eso de las 10 no está mal, en plan Fura dels Baus con mucha máquina, muy conceptual y bastante espectacular. Finalmente, una delicia, el pasacalles que hacen a las 12 los del Circo del Sol, muy elegante y visualmente impecable (foto abajo).
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Esto ha sido todo, al menos por ahora. No descartamos volver algún día en agosto, tras las vacaciones de playa en Vigo, para ver lo que nos ha quedado pendiente: el pabellón de España, el de Japón o el de Alemania.