viernes, 4 de julio de 2008

Curso de Verano en El Escorial

Llevo un mes de junio/julio plagado de charlas profesionales: que si diversidad multicultural, que si conciliación, que si diversidad gay, que si diversidad y coaching.... Lo mejor del asunto es que no he repetido tema, un factor que para mi es muy importante porque me aburro enseguida, también de escucharme a mi mismo diciendo las mismas cosas. Total que me he hecho un experto en adaptar mensajes y seleccionar y reutilizar diapositivas en un orden diferente.
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La experiencia de todo este mundo de conferencias ha sido muy estimulante y divertido. Algo agotador también. He conocido a un montón de gente y he recibido un montón de felicitaciones. En el lado negativo me he quedado sorprendido con el poco nivel de los ponentes en general. He visto de todo: gente leyendo, gente con 80 diapositivas para 15 minutos, discursos sin pies ni cabeza, ideas huecas de las habituales en el mundo de recursos humanos (tipo: gestionar el talento es crítico). Y ya ni que contar el niveliño actual respecto a los temas de diversidad: todo vale, hasta la diversidad de estudios.
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El plato fuerte de mis intervenciones de la temporada ha sido un Curso de Verano sobre Conciliación y Competitividad en el Escorial. Estuve allí dos días; el primero como oyente y el segundo como ponente, con una charla y la participación en un panel. Me vino muy bien oir lo que contaban otras personas. Por ejemplo aquel ponente que decía que daba igual lo de ser mujer o bajito, que lo importante era seleccionar a los mejores. Cuando me tocó el turno aclaré que claro que todos queremos seleccionar y promocionar a los mejores, pero la sorpresa viene cuando vemos que en las empresas los mejores siempre son hombres ... y altos (hay un estudio que lo demuestra porque se asocia la altura a la capacidad de liderazgo). O aquel otro momento dónde se hablaba de la importancia de la "diversidad de pensamiento" y aclaré si es más fácil tener diversidad de pensamiento con dos MBAs del IESE de clase media/alta blanca española, o incorporando algún otro factor de diversidad, por ejemplo una persona con discapacidad o un gay que por experiencia vital siempre aportarán una mirada diferente sobre las cosas.
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Lo mejor del Curso de Verano ha sido que aproveché para quedarme a dormir en El Escorial y ahorrarme el viaje de ida y vuelta a Madrid. Me encantó poder pasear por el parque de la Casita del Príncipe y por el pueblo, que no había disfrutado nunca tan a conciencia como esta vez.