Playa de Vega
Nunca lo había reflexionado mucho, pero hubiera dicho que lo mío eran las playas pequeñas, posiblemente por influencia de las dos playas que más he frecuentado: la de la Fuente en Vigo (infancia) y la de Bon en Bueu (juventud). Sin embargo, ahora me doy cuenta que soy más de playas grandes, de kilómetros, apenas sin urbanizar. Como la playa de Vega, situada en el municipio de Ribadesella pero alejada del casco urbano varios kilómetros. Es desde ya una de mis playas míticas. La hemos recorrido por la mañana temprano y a última hora de la tarde, momentos en los que la luz y la ausencia de gente la hacen especialmente encantadora. Es fácil ver a surferos por el oleaje frecuente. Para mi, acostumbrado a las rías gallegas, esas olas han sido todo un descubrimiento y una bendición: he liberado un montón de adrenalina. Para completar el embrujo, en el extremo más alejado de la carretera, se practica el nudismo, y eso siempre es un aliciente en si mismo.