Reunión en Mali
El domingo volví de un viaje de trabajo a Mali y todavía estoy digeriendo algunas de las experiencias. No tanto porque hayan sido mega aventuras sino porque soy un poco impresionable, lo reconozco. En realidad yo viví con todas las comodidades. Por un lado, estaba en un hotel que estaba muy bien aunque la habitación no tuviera presión de agua o la red wifi de internet fuera inestable y super floja. Por otro lado, estaba en un contexto laboral rodeado de mujeres africanas, de las de vestidos coloridos y grandes tocados, escuchando historias de éxito empresarial, viendo un par de desfiles de moda, y hasta teniendo una recepción en el Palacio Presidencial. Así que a priori no puedo tener queja y sin embargo...
Mali es uno de esos países que apenas sitúas en el mapa hasta que vas. Su capital se llama Bamako y está en las orillas del río Níger. Clima infernal para mi gusto. Estos días, la mejor época del año, la temperatura sube algo de los 30º y no baja de los 20º, la humedad es evidente y los mosquitos están por todos lados. La pobreza también está por todos lados y eso es algo que me causa incomodidad, hasta pudor. Calles sin asfaltar, casuchas hiper pobladas, suciedad... También desorganización general y mala gestión tanto en el hotel como en el congreso al que asistía. El caso es que he vuelto con ese mal cuerpo de ver tanto por hacer y tan malas bases para construir algo diferente.