SF, el final
La últimas horas en San Franciso no trajeron grandes novedades. Por un lado acabó mi curso. Para los participantes aquello fue una experiencia "amazing, inspirational, transformational, beyond expectations...". Muy en la línea americana de sobreactuación. La verdad es que estuvo interesante pero no fue para tanto. Me quedo con esa sensación de algo incipiente, una especie de renovación del liderazgo en las empresas basado en la autenticidad. Ojalá prospere la cosa.
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Nos despedimos de la ciudad con alguna compra de última hora (la ropa está tan bien de precio...) y una vuelta por Castro, el barrio-Meca gay que todos deberíamos visitar al menos una vez en nuestra vida. Tiene ambientillo, buenos restaurantes, locales y tiendas y un montón de banderitas del arco iris, incluyendo una super grande al final de una avenida (muy emocionante verla toda multicolor y orgullosa). La última tarde, la del viernes, conocimos a unos asiáticos muy divertidos y pasamos un buen momento con ellos.
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La vueltita del viaje el sábado-domingo fue de traca. Unas 36 horas de aquí para allá. Cancelación de vuelo a Chicago y ruta alternativa por Nueva York y Londres plagada de incidencias. Por ejemplo que el vuelo a Nueva York salió con más de una hora de retraso y nos llevó un capitán en su retirement flight, lo que generó muchos aplausos tanto al principio como al final (Estados Unidos es una fiesta). O por ejemplo, en Londres, en el aeropuerto de Heathrow, que nos desalojaron del local en el que ibamos a desayunar por simulacro de evacuación. Por no mencionar la traca final de pensar que habíamos perdido las maletas, reclamarlas, que dvt saliera corriendo para su puente aéreo a Barcelona sin ella, y que finalmente yo las encontrara en una cinta. Vamos que esta semana dvt tiene poca ropa en Barcelona y yo no voy a parar de poner lavadoras.
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Por ahora esta semana de vuelta en Madrid no va mal. Sin grandes trastornos de jet lag, aunque muy cansado. Eso sí, cada noche un poquito de melatonina, claro, para ayudar a regular el sueño.
