domingo, 23 de diciembre de 2018

Calle Reyes

Después de los días de Londres, pasé una noche por París, lo suficiente para ver el concierto de Christine and the Queens, que me gustó sólo regular quizás porque estaba cansado de tanto viaje. La noche parisina fue apenas una escala para hacer cambio de maletas y trasladarme a Madrid para la compra del piso.

Después de décadas de resistencia a hacerme propietario, el viernes pre-navideño tuvimos la firma de la hipoteca, y el intercambio de cheques y llaves (un montón de juegos porque el piso había estado alquilado por habitaciones). Durante la firma, aprovechamos para indagar en la historia del edificio y el apartamento. Nos cayó muy bien la mujer del propietario, que nos descubrió algunas curiosidades. Quedamos en enseñárselo cuando lo tengamos reformado, que no sabemos cuándo será porque  quedan por delante muchos meses de proyecto, obras y quebraderos de cabeza. En cualquier caso,  estamos super contentos porque el piso nos encanta y le vemos un montón de posibilidades. También lo vemos muy bien situado y nos va a permitir explorar bien barrios como Malasaña o Conde Duque que conocemos muy poco. Nuevas geografías para una nueva vida.

Alrededor de la firma del piso, tuvimos varias cenas y comidas navideñas con amigos: con Charo, antes de irse (definitivamente) a Málaga; con Javier y Carlos, que también buscan piso en Málaga; con Carlos G que se acaba de mover a Zug desde Baden; y con M de Lux y G, que se han movido hace unos meses de Bruselas a Luxemburgo.  Fueron encuentros muy agradables que muestran que es periodo generalizado de mudanzas.