viernes, 1 de junio de 2018

Lisboa

Aunque estuve en Lisboa muchas veces, 4 para ser exactos, ahora hacía más de una década que no volvía. La encontré bonita, como siempre, y mucho más cuidada que en viajes anteriores. 

La primera noche tuve cena de empresa en Vela Latina, un restaurante muy modernito y con precios muy razonables al lado de un pequeño puerto deportivo, cerca de la Torre de Belem. Las noches siguientes fui a pasear y cenar desde Almada al centro, apenas unos 15 minutos en taxi y unos 15 euros. En todos los casos me encontré taxistas super parlanchines y agradables; todos reciclados hace pocos años, tras la crisis, desde otras profesiones. No me dio tiempo a re-explorar mucho de la ciudad pero al menos, cené un par de noches en el Bairro Alto, super animado y lleno de locales nuevos y de toda la vida y también caminé algo por el Chiado. Los viajes de trabajo siempre me saben a poco y me generan ganas de quedarme más en los sitios. Suelo consolarme pensando que volveré y que en alguno de esos viajes lograré cuadrar también un fin de semana, aunque nunca sepa exactamente cuando.