jueves, 5 de enero de 2012

Perspectivas de 2012

Los franceses felicitan el Año Nuevo de forma muy elaborada. Son los llamados "voeux de bonne année" en los que se puede meter toda la literatura que se quiera: buena salud, suerte, que se cumplan tus deseos, que seas feliz... El "Feliz Año" a secas vale para unas prisas pero no es lo tradicional. 2012 es un año que se presta a esta elaboración detallada de buenos deseos por aquello de animarnos frente a unas perspectivas tan negras, que van desde la agonía económica al fin del mundo vaticinado por los mayas.

La bienvenida al nuevo año la hicimos en la Place de la Concorde. Nada que ver con las aglomeraciones extremas de Trocadero el año pasado y disfrutando igualmente de las vistas a la Torre Eiffel, aunque algo más lejos, claro. Es una opción que recomendaría a cualquiera que quiera pasar el Fin de Año en París, porque además desde la Concorde se puede pasear por Champs Elysées, que cortan al tráfico y tiene mucha animación. En cualquier caso, queda algo extraño no tomar uvas y simplemente descorchar un champán, pero así funciona el mundo, sin campanadas. Al menos dBt y yo entramos juntos en el 2012, algo que no estaba muy claro, ya que le tocaba trabajar y no salió hasta 23:30 (sí, cené yo solo por primera vez en Fin de Año pero tan ricamente, no me importó lo más mínimo).

En estos primeros días de 2012 me he notado más parisino que nunca. Sobre todo porque... me molestan los turistas, jajaja. De repente me he visto paseando por el Jardín de Tullerías el día de Año Nuevo y pensando en lo pesaditos que son los turistas haciendo fotos sin parar. Yo, que sigo haciendo un montón de fotos en la ciudad...  Pero creo que lo que no soporto son las poses en los sitios típicos, y el mejor ejemplo es la gente levantando el brazo en el Louvre para simular, por la perspectiva en la foto, que están tocando o cogiendo la Pirámide... no puedo con esa chorrada.

2012 empieza con mucha más claridad que 2011. El año pasado todo eran dudas sobre distintas alternativas laborales. Ahora todo está bien definido: en una semana empiezo un máster en París, con clases cada 15 días, y pocos días después empiezo un nuevo trabajo en Londres. Ya he comprado todos los billetes de tren Eurostar de aquí a finales de marzo para moverme entre las dos ciudades cada 2 semanas, un viaje muy cómodo, de unas 2,5 horas y por unos 75 euros ida y vuelta si se saca con bastante antelación. Ahora me falta encontrar piso en Londres... 2012 va a ser todo un trajín.