miércoles, 18 de agosto de 2010

BCN en plan turista radical

Definitivamente Barcelona es un destino turístico de primer nivelón. Lo tiene todo: arquitectura, paisaje, vida cultural, playa, historia, ambiente gay, restaurantes de todo tipo... No es que lo descubra ahora, claro, pero simplemente este último viaje lo ha reforzado porque han sido 5 días íntegros en plan turista radical, sin trabajo, sin prisas de fin de semana y con dBt también de vacaciones. Hemos aprovechado para hacer de todo: exposiciones, paseos, vida social con amigos, incluyendo visita a los Thai Friends, algo de copeo gay, concierto celta en la terraza del Palau, bañitos y masaje en los Baños Arabes y por supuesto un variado de cocinas del mundo. En el apartado culinario, hemos pasado por nuestros clásicos en la ciudad: el Origens en Enric Granados,  La Reina en el Born, la Xina en las Ramblas y el Nomo en Gran de Gràcia, dónde vimos a David Villa, el jugador de fútbol (conste que yo no le reconozco).  

Una de los sitios que conseguimos, por fin, visitar fue el mirador de la Torre de Collserola, diseñada por Norman Foster en el 92.  Era la 3ª vez que intentábamos subir al mirador (una en 2007 y otra en 2009) y siempre nos habíamos quedado con las ganas, así que ya tocaba. Vistas a "tuti-plén" desde varios cientos de metros de altura, los que tiene la colina cercana al Tibidabo más los de la plataforma en el piso 10 de la torre. Barcelona a tus pies de un extremo a otro para ir reconociendo cada icono urbanístico.

También estuvimos en la Fundació Tàpies, situada en un edificio modernista, antigua editorial, en la calle Aragón. La exposición, aunque era una selección especial de los fondos de la colección, no me gustó especialmente pero simplemente porque no entiendo al autor.  Tal vez tenía que haber cogido el audioguía para enterarme mejor... Lo que sí me encantó fue el edificio, ejemplo de arquitectura industrial, con fachada de ladrillo rojo, columnas interiores en hierro, una estupenda biblioteca.... Es obra del arquitecto Domènech i Montaner, cuyo nombre ni me sonaba y que ahora me parece esencial porque es también autor del Palau de la Música Catalana, que también visitamos en este viaje, y del Hospital de San Pau, un complejo hospitalario en el que estuve en visita médica hace años y que me encanta. Total, que he pasado del desconocimiento absoluto de este arquitecto a la admiración total, muy en mi línea de extremos emocionales.