sábado, 26 de noviembre de 2022

La oficina de Ginebra

Llevaba muchos años sin trabajar con un puesto fijo en una oficina. La última fue en París, hace 4 años y medio. En mi último trabajo, o viajaba o trabajaba desde casa. Ahora, en Ginebra, trabajo en una especie de "pequeño campus", situado a 15 minutos en autobús de la ciudad. Es un recinto que alberga dos edificios principales, bien conectados e integrados, que constan de 3 plantas descendentes, aprovechando la inclinación del terreno, en una ladera que baja hacia el lago. Algo más alejados,  se encuentran varias "villas" o casas tipo chalet que se utilizan también como oficinas. 

Sólo llevo 2 semanas trabajando en el nuevo entorno y aún me quedo extasiado con las vistas al lago y a las montañas de enfrente. Me encanta salir a los jardines para hablar por teléfono y dar un pequeño paseo. Hay algunos árboles de gran porte que todavía conservan los colores otoñales y me resulta todo muy bello y relajante. También hay arte contemporáneo diseminado por aquí y por allá. 

El interior de la oficina está en proceso de renovación. Ya queda poco para que finalicen las obras. Es todo muy funcional y moderno, como de empresa tecnológica, con espacios compartidos y sin asignación permanente de puesto de trabajo. Hay también un pequeño bistrot que sirve desayuno gratuito y un restaurante más grande con comida subsidiada de gran calidad. 

Estoy muy contento con el entorno de trabajo, con mi equipo y con la gente de la organización que voy conociendo hasta el momento. Todo eso me ayuda a superar la pereza inicial que me daba el comenzar a trabajar y el traslado a Ginebra.