martes, 10 de abril de 2018

3 días en Ribadesella

Después de Argentina, Asturias. Pasé apenas 2 días en París para hacer lavadoras y cambiar maletas, y después volé directamente a Avilés, dónde me recogió jap. Aterricé a las 9 de la mañana así que aprovechamos para arrancar el día desayunando en el casco viejo de la ciudad y paseando por sus calles con soportales y por el Centro Niemeyer. Después fuimos a la Playa de Vega y aunque yo me vine arriba y me puse bañador y protector solar, el agua estaba helada y había también un aire frío así que mi expectativa de playa en abril quedó rápidamente abortada.

Llevaba 2 años y medio sin ir a Ribadesella y fue muy agradable volver. Sin ser tiempo de verano, tuvimos suerte ya que fueron días sin lluvia y con sol a ratos. Salimos a pasear por las aldeas próximas, incluyendo Cueves, y yo salí a correr por las colinas. En el apartado gastronómico, jap me llevó a un nuevo restaurante, el Molin de Mingo, en el medio del monte, en un sitio precioso, con buena carta y buen precio. La experiencia sólo se vio empañada por un grupo familiar cercano que hablaban en voz alta sobre los "maricones" (que si todos que lo parecían lo eran, que si eran 1-2 de cada 10...). Pensé que esas cosas ya no ocurrían en sitios públicos, fue algo bastante desagradable. Lo mejor fue que una pareja hetero de una mesa cercana se nos acercó al irse para comentarnos que "es el final del imperio americano y vienen los bárbaros de nuevo", y que la familia esa "deben tener problemas de identidad sexual". Esa complicidad hetero espontánea fue toda una alegría y un contrapunto esperanzador a tanta homofobia ignorante. Salimos del restaurante con rumbo a las playas de Niembro (Torimbia y Toranda) que son todo un espectáculo natural.