… y Reencuentros
Esta semana en París me he reencontrado con las Sylverio, la abuela que acompañaba al Louvre dentro de un programa de voluntariado, y su hija. Hacía aproximadamente un año y medio que no nos veíamos. Me vino bien este descanso porque la suya no es una historia muy alegre. Con todo, estábamos muy contentos los tres de vernos de nuevo y abrimos un champán en su casa para celebrarlo. No tengo muy claro si la abuela se enteró bien de quien era o cuanto hacía que no nos veíamos; su memoria hace tiempo que está alterada. Después salí a cenar a una terraza con la hija, que siempre ve estas oportunidades como una válvula de escape, un pequeño momento de libertad de su agobiante día a día.