domingo, 5 de febrero de 2023

Faro de Moncloa

Esta semana he tele-trabajado desde Madrid. El objetivo era  poder pasar una semana con mi madre, que se vino desde Vigo el domingo pasado. Esperaba una semana laboral algo tranquila, pero resultó finalmente bastante complicada, haciéndome sentir que hubiera sido mejor estar en Ginebra. Con el arranque de mi nueva etapa laboral, en noviembre, he pasado del 100% de teletrabajo al 100% de oficina y parece que ahora me cuesta encontrar un camino intermedio. 

Entre mi carga de trabajo y los días fríos y cortos del invierno, no hemos hecho grandes cosas esta semana. Conseguí comer con mi madre un par de días en restaurantes del barrio, pero el resto se fue a comer a casa de Juan, lo que les proporcionó a los dos momentos de grandes charlas e intimidad. 

El sábado subimos al Faro de Moncloa, una torre mirador que antaño fue restaurante. David y yo le teníamos ganas, y resultó ser una actividad perfecta para una abuela de 92 años. Estaba un día despejado, como todos los de la semana, y había buena visibilidad en todas las direcciones, tanto hacia el centro de Madrid como hacia la Sierra. Las vistas más cercanas a la torre son las de Moncloa, el Parque del Oeste y la Universidad Complutense. 

Después de la sesión de vistas, comimos con mi sobrino Vitor, que busca un nuevo camino, cerrando su etapa de Oporto y no sabiendo cuál nueva abrir, si Madrid, Valencia, o Taiwan. El tiempo dirá.