domingo, 18 de abril de 2021

Excursión a Aranjuez

Hemos ido de excursión a Aranjuez en tren, con jap y Belén. Fue un día completo y largo porque quedamos a las 9:30 de la mañana en la Estación de Sol y no volvimos a Madrid hasta las 18:30. La verdad es que Aranjuez tiene mucho que ver y que caminar. Yo sólo había estado una vez, hace muchos años, visitando algunos de los jardines, los más cercanos al Palacio, así que este fue un viaje de descubrimiento.

El interior del Palacio es una delicia. Lamentablemente, no se pueden hacer fotos pero está todo en un excelente estado de conversación. Hay gran variedad de estilos decorativos y eso hace el recorrido más ameno ya que no es una simple sucesión de salones y más salones con mobiliario del XVIII o XIX, sino que hay rarezas como un salón forrado de porcelana china en las paredes, llamado Gabinete de Porcelana,  o un Gabinete Arabe inspirado en la Alhambra. Con espacios tan diferentes no hay tedio posible.

En el exterior del palacio hay varios recintos de jardines, situados al borde del río Tajo. El jardín del Parterre y el de la Isla, están pegados al palacio, y están adornados por fuentes y estatuas. El Jardín del Príncipe está un pelín más alejado y es muchísimo más extenso, con zonas boscosas. En el se encuentra la Casa del Labrador (que está cerrada) y el Museo de Falúas Reales, que bien merece una visita porque alberga las embarcaciones de recreo reales. La más impresionante es la Góndola Napolitana de Carlos II, la única de los Austrias que se conserva, de estilo barroco, toda una apoteosis de dorados que el monarca usaba en el estanque del Retiro. 

Dividimos las visitas a tantos jardines entre la mañana y la tarde, y comimos en El Rana Verde, un restaurante clásico, con más de 100 años de antigüedad y vistas al Tajo. Está situado entre el Jardín del Parterre y el del Príncipe, así que sirve de forma muy natural para hacer un alto y dividir los paseos. 

Más allá del Palacio y los distintos Jardines, Aranjuez tiene varias plazas porticadas maravillosas, como la de Parejas y la de San Antonio, así que la visita es una constante sobredosis de estímulos visuales. No entiendo como he podido vivir tantos años ajeno a tanta belleza arquitectónica y paisajística a menos de una hora en tren de Madrid.