sábado, 21 de julio de 2018

Madrid - Vigo

Esta semana combiné unos días de trabajo en Madrid con una escapada de fin de semana largo en Vigo. En Madrid, tuve días largos de trabajo a cuenta de la preparación del presupuesto del año que viene y la proyección a 5 años. Por un lado, estoy desarrollando buenas relaciones con el equipo de España, pero por otro ya veo la dinámica de horarios imposibles y gestión bastante caótica que tienen por aquí. Otro motivo más para que me dé bastante pereza la idea de dejar París y mudarnos a Madrid. 

En cuanto al viaje a Vigo, tuve suerte de tener ventanilla tanto al despegue como al aterrizaje y, además, en ambos casos la maniobra permitió buenas vistas de toda la ciudad.  Tuve que alquilar coche para poder moverme con comodidad, ahora que mis padres están de "veraneo" en Bon. Mi padre asegura que este será el último año porque el siguiente ya no tendrá carnet de conducir, pero yo no sé si creérmelo porque llevan con ese cuento varios años y ahí siguen incombustibles, manteniendo el ajetreo de dos casas a los 90. En la primera comida que hicimos, la del viernes, coincidimos los 3 hermanos y eso fue para ellos un motivo de felicidad infinita. Vi a todo el mundo en bastante buena forma, que es lo mejor que se puede pedir ahora que tenemos todos una cierta edad.