domingo, 3 de septiembre de 2017

Explorando Hamburgo

El viernes pasado arranqué un proyecto para redefinir el área de reclutamiento de mi empresa con unos consultores que tienen su sede en Hamburgo. Podía haberlos hecho venir a ellos a París o Zurich, pero me gusta visitar las oficinas de las consultoras con las que colaboro y visualizar directamente su entorno de trabajo. Hubiera sido una oportunidad estupenda para pasar allí el fin de semana con dBt pero le tocaba trabajar. Aún así, yo decidí quedarme una noche para poder tener un primer contacto con la ciudad. 

No sabía que Hamburgo tenía un lago que la define casi tanto como el puerto en el río Elba, el segundo más importante de Europa después de Rotterdam. Ese lago en realidad son dos conectados, uno primero, pequeño, en torno al que se sitúa el centro de la ciudad y un segundo, mucho más grande, en el que proliferan las embarcaciones deportivas y las actividades de ocio. El lago no fue la única sorpresa agradable de la ciudad, me sorprendió también la buena arquitectura del centro histórico. Se nota que hay dinero en la ciudad por la cantidad de edificios nobles y porque esté todo muy cuidado a pesar de que la ciudad sufrió grandes bombardeos en la Segunda Guerra Mundial. 

Parte del descubrimiento de Hamburgo lo hice corriendo, a primera hora de la mañana del sábado. Últimamente voy al gimnasio y ya no salgo a correr pero hacerlo en una nueva ciudad me pareció toda una nueva experiencia turística. Recorrí así todo el centro y el barrio del puerto, la zona que acumula antiguos almacenes en ladrillo rojo y que han declarado Patrimonio de la Humanidad. También me acerqué a los alrededores de la Filarmónica del Elba, que inauguraron a principios de este año, un edificio de Herzog & Meuron, el estudio de arquitectura suizo con sede en Basilea